No creo tener una personalidad particularmente adictiva. Sí, necesito mi café de la mañana y dejar de fumar fue difícil, pero ¿soy adicto? Para nada.
Por desgracia, mientras estaba en un campamento el mes pasado en la Sierra Nevada de California, de repente me enfrenté a la idea de no tener acceso a Internet. Y por ningún medio. Sin teléfono celular, sin GPS. No tenía manera de saber los resultados de los eventos deportivos.
Vaya, me sorprendió lo ansioso y frustrado que me sentí. Finalmente dejé mi iPhone en la tienda de campaña para dejar de estar revisándolo a cada rato aún cuando no tenía acceso a nada. Me di cuenta de que estaba sufriendo de síntomas de abstinencia, al igual que mis acompañantes.
No voy a lanzar un discurso ludita sobre cómo todos necesitamos vivir vidas sencillas y bucólicas, y no planeo unirme a un grupo de 12 pasos para recuperarme de mi adicción a Internet. Amo la tecnología digital, y en cuanto a lo que corresponde a mi vida es lo mejor. Pero mi dosis de abstinencia al Internet despertó mi curiosidad y un poco de preocupación. Al investigar un poco (en Internet, por supuest), aprendí que existen varios estudios recientes que muestran que no estoy solo. Nos estamos volviendo un planeta de adictos a los medios.
24 horas desconectado
Un estudio reciente se enfocó en nuestros amigos los británicos. Una compañía de investigación de mercado del Reino Unido llamada Intersperience descubrió que 53 por ciento de la gente sondeada dijo que se sienten “alterados” cuando no pueden tener una conexión a Internet, y 40 por ciento dijo que se sentían “solos” si no podían estar en línea.
Algunos consideraban que dejar la tecnología era tan difícil como dejar de fumar o de beber, mientras que uno de las más de mil personas encuestadas lo describió como “si me cortaran la mano” y otro “mi más grande pesadilla”.
Un estudio mucho más amplio del International Center for Media & the Public Agenda y el Salzburg Academy on Media & Global Change incluyó a jóvenes universitarios de África, Europa, América Latina, Asia y Estados Unidos. A casi mil de ellos se les pidió desconectarse de los medios del mundo por un día. Nada de Internet, ni periódicos, ni televisión, ni PlayStation. ¿El resultado? Estuvieron al borde de la locura.
Sin los medios se sentían limitados e incluso paralizados. Un estudiante de la Universidad de St. Cyril y Metodista de Eslovaquia dijo, “Me siento que todo lo que sabía se me fue y que estaba siendo torturado”. Sin los medios, un estudiante de la Universidad Iberoamericana de México dijo, “Estaba que ni el sol me calentaba”.
Seugro, los universitarios tienden a exagerar las cosas y sus emociones. Pero dada la amplitud de la encuesta, y los entornos culturales radicalmente diferentes en que viven los estudiantes, es sorprendente que tantos tuvieran reacciones similares a la idea de desconectarse de los medios. El nombre del estudio, “El Mundo Desconectado”, le viene como anillo al dedo.
¿Adicción?
Actualmente se abusa mucho de la palabra adicción, y puede ser una forma conveniente de justificar el mal comportamiento de uno. Incluso, los estudiantes que participaron en el estudio no parecía que estuvieran buscando evadirse. “Los medios son mi droga; sin ellos estoy perdido”, dijo un estudiante del Reino Unido. “Soy un adicto. ¿Cómo puedo sobrevivir 24 horas sin ellos?” Algunos incluso experimentaron síntomas de abstinencia físicos. “Sentía comezón, como un adicto al crack, porque no podía usar mi teléfono”, dijo un estudiante norteamericano.
A menudo se requiere más de un intento para dejar el hábito a una droga. Y eso parece ser cierto cuando se intenta dejar una adicción digital. De acuerdo con la encuesta: “La mayoría de los estudiantes de estos países admitió fracasar en sus esfuerzos por desconectarse. La tasa de fracaso no parecía tener nada que ver con la afluencia relativa del país, o con el acceso personal de los estudiantes a una serie de dispositivos y tecnologías”.
Cuando usted viaja en transporte público o en aviones actualmente, es difícil no darse cuenta cuánta gente no pude dejar de ver sus teléfonos inteligentes. ¿Tienen miedo de aburrirse si sólo se sientan y se relajan un rato?
Muchos de los estudiantes dijeron que no podían imaginar cómo llenar sus horas vacías sin los medios. “Literalmente no sé qué hacer conmigo mismo”, dijo uno. “Ir a la cocina para perder la mirada en los gabinetes de los vasos se volvió una rutina, cuando me servía algo de beber”. Algunos estudiantes se aburrieron en sólo unas horas; otros en menos tiempo. Un estudiante de China dijo: “Después de 15 minutos sin usar los medios, mi sentimiento sobre esto puede describirse con una palabra: aburrimiento”.
La falta de intervalo de atención provocada por pasar demasiado tiempo en Internet es un tema importante del libro llamado The Shallows de Nicolas Carr. Lo leí el año pasado, y creo que el estudio Desconectado hace a los hallazgos de Car más preocupantes. Él escribió: “Cada clic que damos en Internet marca un receso en nuestra concentración, una interrupción de nuestra atención – y es el interés económico de Google asegurarse de que demos clic tantas veces como sea posible. Google es, literalmente, el negocio de la distracción”.
No, no voy a botar mi iPhone ni a cancelar mis suscripciones digitales; hay demasiado valor en el mundo en línea. Y no estoy tan preocupado por aquellos chicos saturados por la Web; sobrevivirán, igual que yo lo hice a pesar de la convicción de mis padres de que echaba a perder mi cerebro con tanta televisión. Aunque estoy convencido de que vale la pena bajarle un poco a nuestros hábitos digitales. Cuando Facebook ocupe el lugar de la interacción persona a persona, y no podamos escribir más de 140 caracteres, será tiempo de tomarse un descanso.