El país asiático desarrolló con éxito un programa informático similar a un virus que es capaz de detectar e identificar a los autores de un ataque informático y puede llegar a deshabilitar los sistemas de los que procede el ataque. El Ministerio de Defensa de Japón confirmó que es una herramienta de seguridad.
La ciberseguridad se ha convertido en una prioridad para un alto número de gobiernos de todo el mundo. Reino Unido y Estados Unidos han reforzado su inversión militar en este campo y China ya es toda una potencia. Los gobiernos se han dado cuenta del peligro potencial de las ciberamenazas, ya sea por el robo de datos confidenciales o por los ataques contra infraestructuras críticas que pueden llegar a paralizar un país.
En un año en el que las principales compañías de seguridad han pronosticado un aumento en la cantidad y complejidad de los ataques, estar preparados es casi una obsesión para todos los países. Japón es uno de los que más se ha visto afectado por los ciberataques, que en 2011 azotaron buena parte de sus sistemas, y por ello ha decidido crear una herramienta de ciberdefensa.
En el portal Infosecurity explican que el Ministerio de Defensa japonés confirmó que sus técnicos desarrollaron un sistema, al que han consideran un virus, capaz responder ante las ciberamenazas. El sistema localiza los ataques, rastrea su fuente, la identifica y es capaz de inhabilitar sus sistemas. Se trata de un mecanismo que podría ser muy útil ya que además de determinar la procedencia del ataque hace que se paralice para que no consiga sus objetivos.
Según el Ministerio de Defensa, este virus también es capaz de inhabilitar redes de equipos creados para transmitir los virus, es decir, es capaz de desarticular redes botnets de computadoras controladas por los hackers.
Esta ciberarma defensiva ha costado más de 1.7 millones de euros (alrededor de 2.2 millones de dólares) y más de tres años de desarrollo. Ahora mismo, el gran problema al que se enfrenta este nuevo sistema es precisamente la legislación japonesa, que prohíbe expresamente la fabricación de virus en el país. Dado que se trata de una ciberarma de defensa y que su uso estará controlado, Japón podría cambiar su legislación o realizar una excepción. Sin embargo, el concepto de virus del proyecto todavía genera dudas y varias compañías de seguridad ya han manifestado su rechazo a un proyecto de este tipo.