Grupo Coliman es una empresa de origen mexicano, dedicada al negocio de producción y exportación de productos agrícolas. Fundada en 1963, actualmente sus productos llegan a Rusia, Japón y Singapur y cuentan con plantas de producción y distribución en Colima, Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Chiapas, Michoacán, Jalisco, Tabasco, Sinaloa, Sonora, y en los estados fronterizos de California y Arizona en Estados Unidos.
En 2011, José Luis Pereda Fimbres, Gerente de Desarrollo de Sistemas de Grupo Colimán, se vio en la necesidad de implementar un sistema de facturación electrónica que se integrara con el control de las finanzas de la corporación, y les permitiera llevar un registro adecuado de las transacciones y entrega de productos con los clientes, los cuales demandaban una respuesta rápida y efectiva en este ámbito.
“Las grandes cadenas de suministro son las que ponen las reglas del juego en cuanto al proceso de factura electrónica. De modo que a finales del 2010 nos encontramos con la necesidad de instalar un sistema de factura electrónica pues, de lo contrario, ya no se nos pagaría la mercancía”, indicó Pereda.
Frente a esta situación, el área de desarrollo de la compañía adquirió un paquete de software para resolver el problema, pero éste les generó una gran dependencia con el proveedor de la aplicación, y los tiempos de respuesta fueron muy lentos.
De esta manera, la compañía optó por desarrollar una solución con GeneXus, herramienta con la que ya venían trabajando desde el 2003, en sus versiones GX 9 y GX X Evolution 1. Con ellas se creó una aplicación para facturación electrónica híbrida, para sistemas Windows y para web, ambos con prototipos en .Net.
Asimismo, el sistema de facturación electrónica se hizo compatible con cualquier ERP usando diferentes formatos. “Teníamos un ERP desarrollado en casa donde concentramos todo el ciclo de negocios, al cual lo pusimos a trabajar de manera independiente. Esto nos permite que otro ERP pueda conectarse y genere su propia factura electrónica a través de una interface, archivo o texto, y no necesariamente requieran actuar con estados de Internet, lo cual es una de las grandes ventajas.”
Iniciar el proceso fue difícil porque la mayoría de los distribuidores eran ‘consultores del SAT’ o la mayoría se vendían como tales, y guardaban estrecha relación con las cadenas, eran como sus despacho de consultoría. “De modo que entrar en ese mercado no estaba tan a la mano. Tal vez ese fue nuestro mayor mérito”, concluyó Pereda.