Kaspersky no da por perdida su guerra contra la administración pública estadounidense. Desde que el pasado 13 de septiembre el Departamento de Seguridad de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés) anunciase que prohibía el software del fabricante ruso en todos los organismos públicos, la compañía ha iniciado una lucha sin cuartel para demostrar su transparencia.
Esta vez, ha interpuesto un recurso de apelación contra la autoridad que alegó supuestos lazos entre la empresa y la inteligencia rusa para prohibir sus productos tras una trama de espionaje que involucró al Kremlin con el hackeo del sistema electoral de las pasadas elecciones que llevaron a Donald Trump a la Casa Blanca.
“No tenemos relaciones ilícitas con ningún Gobierno ni se han podido presentar pruebas públicas de ello”, aseguró Alfonso Ramírez, director general de Kaspersky Lab Iberia, a CSO. A pesar de la cuota de mercado que haya podido perder, el directivo dijo que se trataba de una “cuestión de prestigio y de demostrar que podemos tener clientes satisfechos en todas partes, incluso en las agencias gubernamentales estadounidenses”.
Desde la compañía creen que la decisión es inconstitucional y se sustenta en fuentes públicas subjetivas y no técnicas, tales como artículos de prensa, declaraciones y “rumores no corroborados y a menudo anónimos. Además, el DHS no ha proporcionado a Kaspersky Lab el debido proceso legal para refutar sus alegaciones no demostradas y no ha aportado ninguna prueba de delito por parte de la compañía”.
La compañía piensa que tanto su reputación como sus ventas en los Estados Unidos han sido dañadas a pesar de que han intentado colaborar y ofrecer todo tipo de información al DHS. “Puesto que no hemos tenido una oportunidad justa para rebatir estas alegaciones y no se ha proporcionado ninguna prueba técnica que proporcione validez a las acciones del DHS, la compañía tiene interés en defenderse”, afirmaó Eugene Kaspersky, CEO de la multinacional. “Independientemente de la decisión, continuaremos haciendo lo que realmente importa: un mundo más seguro contra el cibercrimen”.
-IDG.es