La Inteligencia Artificial (IA), ya no es ciencia ficción, está más presente que nunca. Está basada en la utilización de disciplinas como la biología, computación, psicología, ingeniería, matemáticas y lingüística con el objetivo de mejorar las funciones tecnológicas para hacerlas más parecidas a la inteligencia humana y por lo tanto ayudarnos en la toma de decisiones o en el análisis y conclusiones de grandes volúmenes de datos.
Se caracteriza por combinar grandes cantidades de datos y algoritmos inteligentes en un rápido e iterativo procesamiento que permite al software aprender automáticamente los patrones o características de los datos. Los datos, bien gestionados sirven para optimizar las decisiones inteligentes y proporcionar ventajas al incrementar y complementar las capacidades humanas en todos los sectores económicos desde el retail, sanidad, cultura, finanzas hasta educación, turismo o transportes.
Gracias al análisis de los datos y a las capacidades de la IA, es posible automatizar el aprendizaje, realizar tareas computarizadas frecuentes, confiables y sin fatiga o tomar decisiones a partir datos, con independencia del sector o la industria. Agrega inteligencia a los productos existentes, se adapta a través de algoritmos de aprendizaje progresivos y es capaz de analizar e integrar los datos en profundidad y con precisión.
Las empresas son conscientes que para ser competitivos tienen que apostar por la analítica de datos y por la tecnología de Inteligencia Artificial que aporta robotización, realidad virtual, realidad aumentada o nanotecnología. La Inteligencia Artificial se está incorporando de manera gradual en los diferentes sectores económicos: transportes, turismo, banca, finanzas, retail, sanidad, sector energético, seguros y educación.
La IA persigue poder construir un ente tecnológico capaz de comportarse como lo haría un ser humano. Es utilizado para la resolución de problemas y búsquedas complejas, análisis de grandes volúmenes de datos, toma de decisiones en sistemas auxiliares de conducción, aeronáuticos, transporte, seguridad, reconocimiento, medicina, reconocimiento de voz, robótica, marketing, etc.
La clave de la automatización radica en aprovechar el potencial que ofrecen las máquinas, utilizar su capacidad de procesamiento para analizar de manera eficiente y precisa gran cantidad de datos y agilizar la implementación de sistemas cada vez más inteligentes para detectar patrones, automatizar procesos y agilizar la toma de decisiones. Tres son los ingredientes esenciales de la nueva era industrial: actitud proactiva, productividad y crecimiento.
A partir de ahora asistiremos a un incremento de la potencia de computación que a muy corto plazo podrá simular la capacidad de cálculo y resolución en la toma de decisiones a la de una persona.
Por Hasten Group