Chatbots, vehículos autónomos y máquinas conectadas en fábricas son ejemplos claros de todo lo que está por llegar: la implementación generalizada de aplicaciones y plataformas de Inteligencia Artificial (IA) que sin duda permitirán automatizar procesos y desempeñar todos aquellos que tradicionalmente han resultado repetitivos o peligrosos para el ser humano.
Sin embargo, las organizaciones deben valorar con cautela su implantación dado que las amenazas asociadas podrían llegar a contrarrestar sus enormes beneficios. Por su parte, las organizaciones también se enfrentan a nuevos escenarios de responsabilidades conforme la toma de decisiones se desplaza de la persona a la máquina y su propio fabricante.
Allianz Global Corporate & Specialty (AGCS) presentó su informe El auge de la inteligencia artificial: perspectivas de futuro y nuevos riesgos donde identifica los beneficios y riesgos asociados a la implantación de metodologías de IA en la sociedad y en la industria en general, incluyendo el sector asegurador.
Michael Bruch, director de Tendencias Emergentes en AGCS, declara que “la IA llega con potenciales beneficios y riesgos en aspectos clave de economía, política, movilidad, atención sanitaria, defensa y medioambiente. Es por ello que serán necesarias estrategias de gestión de riesgos específicas para maximizar los beneficios de la introducción de la IA en la sociedad”.
IA aquí y allá
La IA está desplegándose en infinidad de sectores, desde chatbots que ofrecen asesoramiento financiero, hasta los que ayudan a los médicos en los diagnósticos del paciente. La tecnología se utiliza para desarrollar autos sin conductor, para predicciones meteorológicas, para procesar transferencias financieras, o para supervisar y operar con maquinaria industrial.
La compañía también alerta mediante el Barómetro de Riesgos 2018 de Allianz, que si los ciberdelincuentes son capaces de tomar el control de los sistemas y hacer uso de la IA, ésta podría provocar incidentes mucho más graves en la red. Un mismo ataque o error de programación podría ser replicado en numerosos dispositivos, con pérdidas superiores a los 50,000 millones de dólares.
De esta forma, las aseguradoras deben ser unas de las primeras compañías en adoptar la Inteligencia Artificial ya que son las que manejan gran cantidad de datos y procesos repetitivos. Con ella, podrán automatizar los procesos para mejorar el servicio al cliente, emitir pólizas y tramitar siniestros con mayor rapidez y menos costo, puntualiza Bruch. “La tecnología podría ayudar a las aseguradoras a identificar acumulaciones de riesgos cibernéticos, de manera que apremia el que las coberturas tradicionales sean adaptadas a los nuevos tiempos”.