Los robots llegaron a las aulas. Sin darnos cuenta, los programas de Inteligencia Artificial (IA) invadieron nuestras casas durante la pandemia. Las bocinas inteligentes como Alexa y Google Mini llegaron para entretener y cuestionar a nuestros hijos, desde el repaso de las tablas de multiplicar hasta preguntas de cultura general que los hacen pensar.
También llegaron las tabletas con las que toman clase o juegan todos los días. En forma mayordomos virtuales como Siri, Cortana o Alexa, estos auxiliares se han convertido en juguetes personales como en apoyos visuales o buscadores de información instantánea. Pero, ¿son profesores virtuales para enseñar a nuestros hijos?
En su más reciente libro, Kai-Fu Lee (AI 2041: diez visiones para su futuro) autor de las Superpotencias de la IA, plantea un escenario donde los niños pequeños crecen con un asistente virtual que es entrenado usando Inteligencia Artificial, a través de sus valores, experiencias infantiles, su contacto con familiares y con experiencias de vida tanto escolares como profesionales; su propio asistente personal, les enseña de acuerdo a sus características de aprendizaje, con su propio ritmo y medida, los “llena” de conocimientos básicos en todas las materias y alienta en aquellas áreas que puedan desarrollar con más facilidad.
Este asistente personal crece con los niños. Cuando llega la mayoría de edad de éstos, se convierte en su computadora personal, que contiene tanto su experiencia de vida como su carácter y su propia vida. Les conoce mejor que sus padres, diría el autor chino. La tecnología para desarrollar este tipo de auxiliares se encuentra en ciernes, pero espera que en 20 años pueda estar disponible a nivel mundial.
Esta es la meta a alcanzar en materia de Inteligencia Artificial y educación. Nosotros nos encontramos en una primera etapa. Apenas hemos desarrollado aplicaciones –las puede encontrar en cualquier tienda de aplicaciones de su teléfono– para repasar matemáticas, cálculo, historia, ciencias naturales, etc. Hay miles de programas diseñados para cada edad escolar, tipo de aprendizaje e incluso idioma. Sin embargo, no son personalizadas, ni tampoco diseñadas para un niño en especial, sino para cubrir un área del conocimiento en particular.
La segunda etapa es desarrollar una Inteligencia Artificial que ayude a grupos de niños de determinados niveles educativos y que apoye a los profesores humanos en ciertas tareas rutinarias, de repaso, control de información, identificar si el conocimiento ha sido aprendido por los niños y fomentar la participación, su expresión verbal y su contacto con la tecnología. Un robot con rasgos humanos es la gran apuesta. En China, ya tenemos ejemplos de este tipo de robots a nivel kinder y primaria, que atienden grupos de pequeños como asistentes de apoyo de los maestros. El prototipo se llama Keeko y lleva unos tres años en el mercado.
Otro caso es el de iPal, un robot que habla idiomas y que enseña matemáticas, pero todavía está en desarrollo. Uno de los más innovadores es Pepper, que reconoce los rostros, tiene forma humana y cuenta con una pantalla táctil para comunicarse con humanos, reconoce 15 idiomas y tiene una autonomía de movimiento, según la empresa que lo comercializa más de 2000 clientes alrededor del mundo ya lo utilizan, entre ellos escuelas.
Sin lugar a dudas nos falta mucho para llegar al ideal de un asistente personalizado, con Inteligencia Artificial que pueda guiar al niño a la vez que aprende él. Pero en estos tiempos de pandemia, cuando la educación se ha visto trastocada, no parece lejana la idea de comenzar a cambiar los modelos educativos, más allá de pretender llenar de ideas y habilidades a los niños, para que realmente aprendan habilidades y conocimientos acordes con sus personalidades y sus propias expectativas, lejos de la educación normativa y tradicional. Quizás la Inteligencia Artificial sea la respuesta.
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El autor de la columna “Tecnogob”, Rodrigo Sandoval Almazán, es Profesor de Tiempo Completo SNI Nivel 2 de la Universidad Autónoma del Estado de México. Lo puede contactar en tecnogob@pm.me y en la cuenta de Twitter @horus72.