El impulso que está tomando la inteligencia artificial en el último año, tanto en el mercado como en el interés de los usuarios, ha llamado la atención de los fabricantes de software que, según un estudio de Gartner, revestirán casi todos sus productos con esta tecnología para el año 2020. Y eso que en enero del año pasado el término “inteligencia artificial” no estaba ni entre los 100 más buscados dentro de la página de la consultora. Año y medio después se encuentra en el número siete.
Se trata de un despegue meteórico que se asocia ya con la estrategia de transformación digital de las compañías.
Es más, para dicho año estará entre las cinco prioridades de los CIO y atraerá una inversión de más del 30% en las organizaciones. “Muchos proveedores quieren explotar esta nueva fiebre del oro e incrementar su demanda”, explica Jim Hare, vicepresidente de investigación de Gartner. “Sin embargo, la mayoría de estos proveedores se equivocan con un enfoque basado en el mero hecho de creación y comercialización de la tecnología sin llegar a identificar las necesidades, los usos potenciales y el valor para los negocios”.
Dicho software actúa como un sistema que cambian comportamientos sin ser explícitamente programados para ello, basándose en los datos recopilados y en otras variables.
En cualquier caso, y para que esta tecnología sea realmente significativa y de valor para los humanos, la consultora cree que los proveedores deben entender tres cuestiones clave antes de comercializar el producto.
En primer lugar está la falta de diferenciación, que crea confusión y retrasa las decisiones de compra, según Gartner. Y es que el aumento de empresas que afirman ofrecer productos sin ninguna diferenciación real no hace más que confundir a los compradores. En la actualidad son más de 1,000 los proveedores con aplicaciones y plataformas que aseguran emplear soluciones basadas en inteligencia artificial.
Asimismo, muchas empresas exageran al afirmar que sus soluciones “están alineadas con el medio ambiente”, y muchos fabricantes están comportándose de la misma manera a la hora de vender inteligencia artificial, lo que repercute en la inversión real de las empresas.
También la velocidad a la que avanza dicha ciencia puede generar confusión de su utilidad y enterrar los enfoques más sencillos y probados. Ramas como el deep learning podría estar impidiendo que muchas empresas opten por aplicaciones más sencillas, tal y como recomienda la firma consultora.
Por último, las compañías carecen de las habilidades necesarias para evaluar, construir e implementar soluciones de inteligencia artificial. Una encuesta de la consultora revela que más de la mitad de las personas entrevistadas cree que la falta de conocimientos por parte de los empleados es el principal desafío de esta tecnología.
Además, pone de relieve que las empresas están buscando este tipo de productos para mejorar la toma de decisiones y automatizar procesos. Sin embargo, si manejaran otras opciones, la mayoría compraría soluciones integradas, en lugar de buscar la personalización.
“Los proveedores de software deben ofrecer soluciones a los problemas empresariales en vez de buscar sólo el desarrollo de tecnología de vanguardia”, concluye Hare.