América Latina vive un fenómeno único en el escenario global de transformación digital. Mientras el 87% de los profesionales latinoamericanos esperan un impacto transformacional de la inteligencia artificial en los próximos cinco años, enfrentamos simultáneamente uno de los mayores desafíos de formación profesional de nuestra historia: el 53% de los profesionales de la región identifican brechas críticas de habilidades en sus equipos.

Esta dualidad revela tanto oportunidades extraordinarias como riesgos inminentes para el futuro del trabajo en la región. Los datos del informe Future of Professionals 2025, de Thomson Reuters, muestran que América Latina no sólo sigue la tendencia mundial de adopción de IA, sino que la lidera en varios aspectos. Sin embargo, esta vanguardia  tecnológica contrasta con una realidad preocupante: apenas el 15% de las organizaciones tienen una estrategia clara de IA.
–

La paradoja del liderazgo latinoamericano

El protagonismo de América Latina en la adopción de IA es incuestionable. Mientras el 38% de los profesionales a nivel mundial esperan cambios significativos en sus organizaciones este año, en América Latina ese número refleja una urgencia aún mayor. Más revelador es que el 32% de los profesionales en nuestra región ya son usuarios habituales de IA, y la proyección indica que para 2030 esta adopción será universal.

Esta aceleración no es coincidencia. América Latina demuestra una extraordinaria postura proactiva: las organizaciones invirtieron masivamente en tecnologías de IA en el último año, y los profesionales lideran a nivel mundial la experimentación con herramientas de IA. Somos, literalmente, un laboratorio global para la transformación digital.

Sin embargo, este protagonismo revela una paradoja alarmante: a pesar de la alta adopción, América Latina lidera el mundo en el indicador de brecha de habilidades, con un 53% de profesionales que reportan brechas críticas en sus equipos. Más preocupante aún, el 85% de las organizaciones están adoptando la IA sin una estrategia clara, creando un entorno de experimentación desordenado que puede comprometer los resultados sostenibles.
–

La urgencia de la formación y la estrategia

La desconexión entre la adopción acelerada y el desarrollo estratégico de habilidades representa el mayor desafío de recursos humanos de nuestro tiempo. No basta con poner a disposición herramientas de IA, es esencial desarrollar una cultura de aprendizaje que combine el conocimiento técnico con el pensamiento estratégico.

Los profesionales deben comprender no solo cómo usar la IA, sino cuándo, por qué y con qué fines aplicarla. Esto requiere una inversión masiva en programas de entrenamiento estructurados que van más allá de la capacitación técnica, abarcando el desarrollo de liderazgo, pensamiento crítico y la capacidad de adaptarse continuamente.
–

Repensar el desarrollo del talento

Las organizaciones que invierten en capacitación están viendo resultados concretos, mientras que aquellas que no toman medidas corren el riesgo de que su talento navegue sin rumbo con herramientas genéricas.

Entrenar “cómo usar” la herramienta no es suficiente. Necesitamos enseñar “cuándo, por qué y para qué” usarla. Esto significa alinear casos de uso a objetivos concretos del negocio (tiempo de ciclo, precisión, costo por transacción, satisfacción del cliente) y medir impacto con disciplina. La formación eficaz combina tres elementos: rutas estructuradas por función, tutoría práctica y entornos de experimentación controlados. Donde existe esta combinación, aparecen los resultados. Los profesionales con un buen conocimiento de la IA tienen 2.8 veces más probabilidades de generar beneficios organizacionales, y aquellos que se animan a explorar nuevas formas de trabajar casi duplican las posibilidades de capturar valor.
–

Nuevos roles, nuevas competencias

La transformación que vemos en el futuro del trabajo producto de la IA es doble: nuevos puestos emergen mientras los existentes evolucionan. Un contador ahora necesita entender automatización de procesos, así como un abogado debe saber cómo la IA puede acelerar investigaciones jurídicas y un profesional de compliance necesita dominar análisis predictivo de riesgos. Las competencias actuales evolucionan hacia niveles superiores, mientras emergen habilidades completamente nuevas. Incluso nuestras habilidades más humanas se transforman: la IA se convierte en el punto que transforma complejidad en claridad, permitiendo que los líderes se comuniquen con mayor impacto.

Los roles ya están en transformación. En las áreas financiera y tributaria, la IA automatizará reconciliaciones y señalará anomalías; el analista pasará a ser curador de excepciones. En lo jurídico, la investigación se acelera con verificación de fuentes y cadena de custodia; el foco migra hacia estrategia y negociación. En compliance, el monitoreo predictivo exige explicabilidad de modelos y gobernanza de datos. Las habilidades humanas no desaparecen; suben, y mucho, de nivel. Comunicación clara, curaduría criteriosa y toma de decisión informada se vuelven diferenciales.
–

El futuro depende de las elecciones en el presente

La IA no reemplaza a nuestros profesionales, sino que potencia su talento natural y crea nuevas formas de generar valor. Los líderes visionarios están transformando sus equipos estratégicamente: combinan la experiencia tradicional con habilidades tecnológicas avanzadas, creando profesionales capaces de liderar transformaciones reales en mercados dinámicos.

Nuestra región está posicionada para liderar la transformación digital global. Tenemos experimentación, tenemos adopción, tenemos entusiasmo. Lo que necesitamos ahora es transformar esta energía en estrategia, esta experimentación en expertise, esta adopción en una ventaja competitiva sostenible.

La pregunta no es si la IA transformará nuestras profesiones, ya lo está haciendo. Los profesionales ya buscan desarrollarse y utilizar la tecnología a su favor. La pregunta es si nuestras empresas están siendo estratégicas en políticas y desarrollo de personas, no solo por la competitividad del negocio, sino también por la competitividad de los talentos que definirán el futuro.

Por Andréa Ziravello Elias – Head Regional de Recursos Humanos en América Latina y Country Leader para Brasil de Thomson Reuters.