Hace más de 40 años, Alvin Toffler lanzó el libro titulado Future Shock en Estados Unidos. En él, utilizó el término “sobrecarga de información” para referirse a la desorientación que experimentaba la gente cuando se sentía abrumada por la agitación tecnológica constante. En resumen, su tesis es que la tecnología se está desarrollando más y más rápidamente – y más rápidamente de lo que la gente puede responder a ella, dejándola ansiosa y confundida.
La idea de un cambio constante y acelerado no es un área exclusiva de Toffler, por supuesto. El influyente Ray Kurzweil, hoy Director de Ingeniería de Google, afirma en su libro The Singularity is Near que el cambio tecnológico se está dando tan rápido que cada década de este siglo cambiará tanto como el siglo XX en su totalidad.
Así que fue que leí con cierto asombro un reciente artículo de Joel Mokyr, un profesor de la Universidad Nortwestern que se especializa en historia económica, que decía que el progreso de la tecnología se ha detenido. La posición de Mokyr se resume en esa famosa frase “No han visto nada todavía”.
Creo que la razón detrás de esta idea de que “nada está cambiando” es que la gente se siente bien con la forma en que las cosas se dan; nada más es necesario o posible. Tal vez sienten que se ha batallado mucho para sobreponerse a las cosas como están que cualquier otro cambio debe descartarse.
El futuro de TI significa una innovación más grande, más rápida y más fuerte
Esto me recuerda a lo que veo todos los días en TI. Alguien quiere hacer rápidamente el cambio a la última tecnología pero atrincherarse cuando confronta la siguiente, aseverando lastimeramente que a lo nuevo le falta algo – sin darse cuenta de que, cuando ocurrió el último cambio tecnológico importante, recibió el mismo tipo de crítica. Además, no se logra recordar que el último cambio tecnológico importante superó sus defectos iniciales al tiempo de resolver un problema (o una serie de problemas) que la plataforma tecnológica previa no podía solucionar.
Por ejemplo, cuando la Web entró a escena por primera vez, las aplicaciones basadas en ella, en comparación con las arquitecturas cliente/servidor que entonces eran el estándar, fueron criticadas por tener UIs simples, un desempeño nada impresionante y ser complejas debido a los pobres componentes del software. Sin embargo, con el tiempo, el soporte de la UI del navegador y el desempeño mejoraron, gracias a múltiples interacciones en un solo viaje de la red y líneas más grandes de la red.
Eventualmente, las aplicaciones Web mejoraron lo suficiente que las aplicaciones de “producción” pudieron correr sobre la Web. Mientras tanto, las aplicaciones cliente/servidor nunca pudieron ofrecer el beneficio de las aplicaciones basadas en la Web: acceso sencillo desde cualquier lugar del mundo con un navegador estándar. Esto significó que, una vez que las aplicaciones Web mejoraron lo suficiente, las aplicaciones cliente/servidor fueron renegadas.
Regresando al entorno tecnológico de hoy, hemos avanzado de las aplicaciones de navegadores basadas en las PC y estamos casi listos para reconocer a los teléfonos inteligentes y a las tablets como los dispositivos cliente de primera clase. Las compañías están definiendo las políticas de BYOD, aumentando el rango de dispositivos que soportarán. Todo está listo.
Bueno, tal vez no todo. Los teléfonos inteligentes y las tabletas no son la parada final en el viaje de los dispositivos. Son sólo un intervalo hoy en el implacable empuje de la Ley de Moore. El poder de cómputo seguirá reduciéndose y hará factible dispositivos cada vez más pequeños y especializados.
En lugar de criticar a Google Glass por sus deficiencias, reconózcalo por lo que representa: el inevitable avance del poder de cómputo hacia dispositivos personalizados que son más naturales y están alineados con nuestras actividades diarias, actuando como ayudas complementarias para propósitos específicos de nuestras vidas.
En cinco o 10 años, cada uno de nosotros estará rodeado de una serie de dispositivos que tendrán uno o más propósitos. Por supuesto, todos estarán conectados a aplicaciones basadas en la nube que contienen datos relevantes del individuo, así como una capacidad de procesamiento más grande para transformar a los datos en información útil que puede consumir un dispositivo específico.
La nueva tecnología significa un mayor papel para los departamentos de TI
¿Qué representa esto para los departamentos de TI? Significa que el software se está comiendo al mundo. Esta breve frase, acuñada por Mark Andreessen, resume la realidad de que lo digital está reemplazando a lo análogo en la forma en que las compañías se relacionan con los clientes, socios, prospectos, empleados y otras partes importantes. Hemos alcanzado el momento crítico respecto a la forma en que se interactúa con las organizaciones; buscar en una cadena telefónica es mucho menos agradable que usar un sitio web para investigar o comprar un producto.
Esto significa que TI tendrá un trabajo mucho más grande, y ejecutar un papel mucho más importante, que en el pasado. Tenga cuidado con lo que desea – el nuevo papel está mucho más bajo el microscopio que en los viejos días en que se corrían sistemas back-office transaccionales. Y esta es la razón.
BYOD no es una lista “un poco más grande aprobada”. No tiene sentido pensar que habrá una lista aprobada a la que los empleados tienen que limitarse. De hecho, mucha de la gente que tiene acceso a las aplicaciones no serán empleados. El tiempo de los dispositivos se está contrayendo, y la cartera de dispositivos que la gente traerá se está ampliando.
En efecto, incluso utilizar el término “traer” es algo limitado; la gente estará rodeada de dispositivos, a muchos de los cuales sólo se les puede llamar “traídos” por mera asociación. Gafas, relojes, bolígrafos, autos, zapatos – todos transmitirán o recibirán datos y operarán aplicaciones de mayor o menor complejidad sobre los datos. La tarea crítica será hacer esos datos disponibles y permitir que la gente los consuma como deseen.
Las APIs gobiernan. El movimiento de los datos abiertos representa un buen modelo de lo que depara el futuro – no necesariamente en el sentido de que los datos deban estar disponibles para todos, sino que deben implementarse los mecanismos para permitir el acceso. Esto significa adoptar APIs convenientes con la gestión y el desempeño suficientes para soportar el acceso no previsto cuando las nuevas aplicaciones consuman datos. Administrar las APIs que hacen disponibles a los datos será una habilidad central de TI.
Los datos centralizados engendrarán un consumo descentralizado. La verdadera joya de la corona de cualquier compañía son sus datos y lo que representan. La información necesita protegerse – pero necesita liberarse el acceso, reconociendo que la mayoría del consumo ocurrirá fuera de la empresa.
Las redes necesitan una actualización. Debería ser obvio que la conectividad, el alto ancho de banda y la baja latencia serán cruciales en este nuevo mundo. Esto es particularmente cierto cuando usted comienza a crear verdaderas aplicaciones híbridas, con niveles en diferentes lugares y un acceso ligado a la infraestructura corporativa para tener acceso a los datos. Cualesquiera que sean sus proyecciones de los requerimientos del ancho de banda de la compañía, hágase a la idea de que son demasiado bajos. Comience a pensar en lo que usted haría si tuviera que tener diez veces el desempeño de red.
Quien ignora la historia está condenado a repetirla…
TI es un animal divertido. Habla de innovación, pero normalmente trata de aferrarse a la plataforma de ayer como la verdadera apoteosis del cómputo, calificando a las nuevas ofertas tecnológicas como inadecuadas y que probablemente no alcanzará una funcionalidad y un desempeño satisfactorios. Por supuesto, sin fallar, lo nuevo mejora lo suficiente que reemplaza a lo que antes era imperativo, y el ciclo comienza una vez más.
Quienes tratan de imponer el cómputo en la nube en el entorno de virtualización de hoy inevitablemente descubrirán que, a pesar de sus protestas, su plataforma favorita pasará a la obsolescencia.
– Bernard Golden.
Bernard Golden es director de Soluciones Empresariales de Cloud Computing de Dell