Hace treinta años, si uno veía el video de “Losing My Religion” de R.E.M. en MTV y decidía comprar una copia, llamaba a un amigo desde el teléfono fijo de su casa para pedirle que lo llevara a la disquería más cercana con la esperanza de que lo tuvieran en existencia. Hoy basta con tener acceso al video en nuestro teléfono y mandar un mensaje a nuestro amigo para contarle.
Esto se debe en gran medida a dos hechos cosas que ocurrieron en 1991: el lanzamiento del kérnel de Linux y de la segunda Licencia Pública General de GNU (GPLv2).
El tema es un poco más complejo, pero la realidad es que esos eventos se relacionan directamente con una gran variedad de tecnologías de las cuales dependemos. Volvamos un momento en el tiempo para hablar de estos eventos y lo que han hecho posible.
¿Qué es la GPL?
En su aspecto más básico, la GPL es una licencia que especifica lo que se puede y no se puede hacer con una obra determinada. Por lo general, esta obra suele ser un programa informático, como el kérnel de Linux, pero puede tratarse de otra cosa, como documentos.
Lo especial de la GPL es que utiliza el copyright o los derechos de autor para otorgar derechos al usuario, a diferencia del enfoque habitual que utiliza el copyright para restringir lo que las personas pueden hacer con el software y otras obras. A menudo se lo describe como “copyleft” para resaltar el hecho de que, en muchos sentidos, pone el copyright patas arriba.
Una empresa entra en escena
El primer código del kérnel de Linux se publicó en 1991, pero Red Hat se creó un poco más tarde, unos dos años más tarde, dependiendo de cómo definamos “crear”.
Marc Ewing creó su propia distribución de Linux y lanzó la versión Halloween de Red Hat Linux en octubre de 1993. Mientras tanto, en la misma época, Bob Young vendía software Linux y UNIX a través de la empresa ACC Corporation.
En 1995, ambos se unieron para formar Red Hat Software bajo la dirección de Young. El Red Hat Linux (todavía no era Red Hat Enterprise Linux) se vendía como un producto empaquetado a través de proveedores en línea y tiendas físicas. Los usuarios también podían conseguirlo en CD económicos (por 99 centavos de dólar más los costos de envío) o simplemente a través de copias compartidas por amigos.
De no ser por la capacidad de copiar y distribuir Linux con libertad, habría sido poco probable que el sistema operativo tuviera el éxito que tuvo. Sin la naturaleza recíproca de la GPL, habría sido improbable que el kérnel se convirtiera en un bien común en el que pudieran inspirarse tantos intereses comerciales y de la comunidad.
Y aquí estamos, 30 años después de la creación de un kérnel gracias al pasatiempo de un estudiante universitario y a la publicación de una licencia de software revolucionaria.
Por sí solos, la licencia y el kérnel podrían haber sido únicamente notas al pie junto con Minix o el tan esperado kérnel del sistema operativo GNU Hurd. Pero juntos encendieron una chispa que inició un fuego que aún hoy sigue ardiendo.
Desde pasatiempos hasta aventuras interplanetarias
El kérnel de Linux ahora es omnipresente. Está en los teléfonos Android y está ejecutando muchos de los servicios que se usan para hacer llamadas, enviar mensajes de texto, transmitir música, mirar videos, jugar juegos y mucho más.
Linux ejecuta las supercomputadoras TOP500 y alimenta las nubes públicas. Ejecuta granjas de renderizado para estudios de cine y potencia las Chromebooks para niños que realizan aprendizaje virtual. Alimenta las computadoras de placa única Raspberry Pi para aficionados y alimenta todo, desde las redes de entrega de contenido (CDN) para servicios de transmisión hasta los decodificadores y televisores inteligentes.
Incluso, Linux llegó a Marte, lo cual no está nada mal para un sistema operativo que fue desarrollado originalmente como el pasatiempos de un joven universitario. Ahora haga una pausa e imagine qué nos pueden traer los próximos 30 años.
Joe Brockmeier, Editorial Director, Red Hat Blogs.