Estamos viviendo momentos decisivos, los hechos recientes así lo confirman. La crisis sanitaria a la que nos enfrentamos ha cambiado todo nuestro entorno, causando un impacto, tanto social como económico, que tendrá consecuencias difíciles de predecir. Sin embargo, es el momento de afrontar esos cambios y prepararnos para las tareas que se avecinan.
Esta crisis no sólo nos ha confirmado que la forma en que usamos la tecnología va a cambiar de manera permanente, sino que también la transformación digital de la economía sucederá a un ritmo acelerado, dando paso a una sociedad hiperconectada.
¿En qué se manifiesta esta aceleración? Conceptos como las ciudades inteligentes, la educación a distancia, la atención médica a distancia, el teletrabajo, podían sonar como cosas del futuro, pero ahora, más que nunca, esas palabras se han convertido en parte de nuestra vida cotidiana.
De ahí que hablo de la transformación digital basándome en cinco vectores de transformación: digitalización de los gobiernos, distanciamiento social, distribución de la salud digital, desubicación del trabajo/educación y deslocalización de la cadena de suministro (Supply Chain).
Se esperaba que el desarrollo de estos vectores tomara años, pero, por el contrario, esta crisis está haciendo que cada uno de ellos se esté desarrollando rápidamente frente a nuestros ojos, en tiempo real.
Digitalización de los gobiernos
Producto de esta crisis, los gobiernos han tenido que asumir y acelerar la implementación de servicios digitales, como el e-government y las ventanillas virtuales para poder ayudar a sus ciudadanos en determinadas situaciones. La necesidad de mayor capacidad en sus portales ha provocado que diferentes gobiernos estén trabajando en aprobar la ampliación del espectro radioeléctrico, lo que favorece en sí la aceleración del despliegue de las redes 5G.
Distanciamiento social
El distanciamiento social adoptando el concepto de ciudad inteligente. Parte del concepto de ciudad inteligente es mantener seguros a nuestros ciudadanos, y podemos aprovechar algunas tecnologías inteligentes para ayudar con el distanciamiento social. Tenemos las videocámaras de vigilancia urbana con cámaras CCTV y reconocimiento facial; medidas de geolocalización para rastrear vehículos y teléfonos; entregas a domicilio utilizando robots, drones y el desarrollo de numerosos servicios sin pilotos o autónomos. Muchas de estas cosas han estado en proceso durante mucho tiempo, pero ahora nos damos cuenta de que los cambios están ocurriendo más rápido de lo planeado previamente.
Distribución de la salud digital
La salud es un aspecto fundamental en nuestras vidas. Aunque ya se estaba trabajando en la telemedicina, en estos momentos, ésta ha tomado un papel protagónico. Servicios en línea, autoservicio de salud, diagnóstico virtual. El poder tener videoconferencias con el médico, psicólogos, y otros especialistas, ya no es el futuro, sino nuestro presente.
Desubicación del trabajo/educación
Una situación sanitaria tan crítica como ésta nos ha obligado a adaptarnos a nuevas formas de trabajar y estudiar. Hemos tenido que configurar despachos en nuestras casas, negociar la velocidad de nuestra red inalámbrica, porque todos, tanto nosotros como nuestros hijos, necesitamos ese ancho de banda para poder atender reuniones virtuales y clases virtuales. Esa desubicación, que es forzada debido al confinamiento, va a cambiar de forma permanente la forma en que nos relacionamos a partir de ahora.
Deslocalización de la cadena de suministro
Empezamos a ver cómo las fábricas digitalmente avanzadas (las llamadas Smart Factories) están adoptando la automatización de procesos para reducir el número de personas que trabajan en la fábrica. La dependencia mundial que teníamos con la Supply Chain de China está cambiando, y estamos viendo que muchas compañías buscan otras alternativas para tener centros de manufactura en otros países, fuera de China.
Asimismo, las empresas están aprovechando los beneficios de contar con diferentes proveedores de componentes y servicios, como alternativa, en lugar de depender de un solo proveedor.
El futuro es nuestro presente
Precisamente para nuestro negocio, que es el data center (centro de datos), el reto principal en los próximos meses y el próximo año estará enfocado en la velocidad, la escalabilidad y la complejidad, tanto en el core (centros de datos más grandes) como en el edge (infraestructura periférica). Será imprescindible desplegar en tiempo récord nuevas ubicaciones, implementar y utilizar herramientas para la administración y el monitoreo a distancia y en línea de los procesos, así como gestionar y despachar de forma remota a los técnicos. Todo esto aumentará la complejidad de la gestión y la administración de la infraestructura.
Pero para que sucedan estos cambios es esencial que la economía acelere su transformación digital. La implementación rápida de centros de datos será un objetivo crítico.
Tomemos por ejemplo el despliegue de las redes 5G. Se estimaba que su implementación pudiera tomar entre 8 y 10 años, sin embargo, por las condiciones del momento se espera que se lleven a cabo en menos de la mitad del tiempo. Las empresas van a tener que ofrecer más servicios y aplicaciones para economizar los costos que esta implementación trae consigo.
Sin embargo, cuando la actual crisis sanitaria sea cosa del pasado, nos enfrentaremos a una nueva normalidad. Según el modelo de las 5R de la consultora McKinsey & Company, tendremos que:
- Resolver: Medidas a corto plazo. Abordar en tiempo real los desafíos que presenta este virus, y buscar la forma de proteger a los empleados, clientes y procesos productivos de los cuales dependemos.
- Reforzar: El cash flow del negocio. Reforzar las medidas que permitan sobrevivir a una empresa después de esto. De nada sirve tomar medidas drásticas si al final de este periplo no hay una compañía que nos permita continuar. Tenemos que reforzar la salud financiera, tenemos que ampliar la capacidad de resiliencia durante estas paradas forzadas.
- Recuperar: Tenemos que crear un plan detallado que nos permita escalar y recuperar rápidamente el negocio, a medida que las condiciones, el contexto y las condiciones económicas mejoran.
- Reinventar: Volver a imaginarnos cómo va a hacer esta nueva ‘normalidad’. No vamos a volver a lo que teníamos antes. Tenemos que reinventar y volver a imaginarnos lo que significa eso para cada uno de nosotros, nuestras empresas y departamentos. Visualizar cuáles serán esos cambios que estamos viviendo hoy que van a quedar como cambios permanentes.
- Reformar: En nuestra industria va a cambiar mucho el contexto legal, regulatorio. Tenemos que prepararnos y adaptarnos a ella a medio y largo plazo.
Para hacerle frente a nuestra actual situación económica será imprescindible que la economía acelere su transformación hacia el mundo digital. Eso es una realidad.
Por Fernando García, Vicepresidente y Gerente General de Vertiv Latin America.