Las temporadas altas en ventas, como el Buen Fin, si bien conllevan a diversas ofertas y promociones para que los mexicanos adquieran productos variados, también son momentos para que los delincuentes se aprovechen de consumidores y comercios. A decir de SAS, firma pionera a nivel global en Inteligencia Artificial (IA) y Analítica Avanzada de Datos, al finalizar las jornadas de ventas de temporadas la incidencia de los ilícitos se incrementa hasta en 50%.
Y es que de acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), en el 2023 se realizaron movimientos fraudulentos en el comercio electrónico que conllevaron que los establecimientos mercantiles tuvieran que devolver hasta 3 mil 366 millones de pesos como consecuencia de uno de los métodos de fraude más usado en la modalidad de comercio online: el contracargo, aunque éste no es el único.
Un análisis realizado por SAS, distingue al menos 5 tipos de fraudes por la vía digital y 5 más que los delincuentes realizan en tiendas físicas, todos ellos con el potencial de afectar tanto a comerciantes como a consumidores:
Fraudes online
Por robo de datos y contracargos: en este caso, el estafador roba y usa información o datos de tarjetas de crédito o débito para realizar compras en línea cuyos productos, bienes o servicios son entregados al delincuente. El dueño legítimo del plástico emite reclamaciones por cargos no reconocidos y resulta en la pérdida de mercancía y dinero devuelto en detrimento del comerciante.
Fraude de abuso de confianza o amistoso: se realiza la compra y, una vez recibido el producto, el defraudador niega haberla realizado o haber autorizado el cargo alegando un fraude de transacción, con la finalidad de obtener la devolución y mantener la posesión del producto, bien o servicio.
Phishing: es uno de los cibercrímenes que más ha crecido en los últimos años. De acuerdo con la firma de ciberseguridad Kaspersky, en 2023 se registraron 43 millones de ataques en México con esta modalidad. Consiste en la creación de sitios web apócrifos o uso de recursos digitales falsos, como el mail o mensajes que parecen ser de empresas para engañar a usuarios y obtener sus datos personales y financieros.
Softwares malintencionados: ocurre cuando los usuarios instalan softwares en sus computadoras o teléfonos móviles al abrir enlaces que les son enviados por medio de mensajes, correos o sitios web peligrosos. Con estos softwares instalados en nuestros dispositivos los ciberdelincuentes se hacen de información personal como datos personales para solicitar créditos o datos bancarios para realizar compras en nuestro nombre.
Fraude de compra en línea con pick up en tienda: acaparó la atención de retailers por ser una fusión entre ecommerce y ventas físicas. Según la firma de detección de fraude Riskified, este crimen creció 250% en 2017 y hoy sigue preocupando al 40% de los retailers, según la firma de protección y prevención Signifyd. En esta modalidad el estafador roba datos bancarios, realiza compras en línea y las retira en la tienda. De este modo, al no haber una dirección de entrega, es casi imposible detectar al responsable.
Fraudes en puntos de venta físicos
Por su parte, en puntos de venta, los fraudes pueden ser cometidos tanto por empleados como por clientes. De acuerdo con SAS se ubican los siguientes:
Fraudes en suscripción: en el caso de empresas de telecomunicaciones en las que se han registrado repuntes importantes en sus ventas en Buen Fin, con descuentos de entre 40 y hasta 90%, como fue el caso de AT&T el año pasado. En este sector, SAS advierte que los delincuentes llevan a cabo suscripciones de servicios con la creación de identidades basadas en datos ficticios, o reales de otras personas, todo con la intención de realizar compras de planes y teléfonos celulares con identidades apócrifas.
Fraudes con la intención de no pago: en algunos casos aunados al tipo de fraude anterior, SAS también ha señalado que los defraudadores adquieren aparatos, sobre todo de alta gama, con la clara intención de no pagarlos. Es una actividad dolosa que representa hasta el 15% de los fraudes a dichas empresas que operan en nuestro país.
Fraudes de promotores que laboran en empresas: en los casos en que se han denegado solicitudes de crédito a clientes reales para la adquisición de productos, una vez que los empleados defraudadores se percatan de la situación, modifican las solicitudes y, mediante su reapertura, logran la aprobación para hacerse de aparatos como celulares u otros a nombre de los clientes, hecho que representa hasta el 40% de los fraudes detectados por SAS en empresas de telecomunicaciones.
Robo de mercancías por parte de los empleados: una de las formas que también suelen usar los pseudo-empleados para sustraer las mercancías de los comercios es a través de un tercero, al manipular las transacciones, como no escanear artículos para que amigos o familiares se los lleven sin pagar.
Intercambio de etiquetas y devoluciones fraudulentas: Los defraudadores ingresan a los comercios y cambian las etiquetas de precios de productos caros por las de productos más baratos para pagar menos, en caso de que el comercio se niegue a respetar estos precios, vienen casos como su viralización o hasta denuncias ante autoridades. También se ha visto que los estafadores compran productos y luego los devuelven dañados o diferentes a los adquiridos, aprovechándose de las políticas de devolución de las tiendas.
De acuerdo con Yuri Rueda, Fraud Domain Expert de SAS México, la IA y la analítica avanzada de datos generan grandes mejoras ante estas situaciones, ya que mediante la recopilación y análisis de datos de consumo es posible determinar los hábitos de los consumidores, lo que deriva en lo que el especialista denomina relación de vínculos dentro de mapas geográficos y análisis de la transaccionalidad en tiempo real para la ubicación y determinación de anomalías. Así es posible evitar situaciones como las ubicadas en el análisis de la firma, señaló.