El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación analizó más de 124,000 documentos en los que la empresa admite haber pisoteado marcos legales, presionado a políticos y oligarcas y evadido impuestos.
La historia de éxito de la compañía cuenta con más sombras que luces. Este es el relato de un caso de presiones, sobornos e ilegalidades; a continuación, los “papeles de Uber”:
La empresa que saltó desde Silicon Valley a la plana internacional allá por el 2009 con el firme propósito de convertirse en el gigante mundial del transporte que es hoy en día, esconde una crónica de turbias irregularidades protagonizadas por sus máximos directivos. Emmanuel Macron, ex ministro de Defensa y actual presidente de Francia; Neelie Kroes, ex vicepresidenta de la Comisión Europea; Benjamin Netanyahu, ex primer ministro israelí. Estos son sólo algunos nombres propios que encarnan los papeles secundarios de este guión compuesto por más de 124,000 documentos filtrados al diario The Guardian y compartidos con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés).
Correos electrónicos, archivos de Excel, mensajes de texto y otros documentos fechados entre los años 2013 y 2017, revelan unas prácticas cuanto menos cuestionables por parte de la compañía. En ese etonces, con Travis Kalanick al frente de la empresa, la compañía abogó por tejer una red clientelar basada en políticos, funcionarios públicos y oligarcas allí donde desembarcaba. Su estrategia, sin embargo, iba más allá de eso optando, además, por “abrazar el caos”. Y es que, tal y como apunta una de las directivas de la compañía en un correo electrónico fechado en 2014 y filtrado al periódico, “a veces tenemos problemas porque, bueno, somos jodidamente ilegales”. Esto se debe a que su aplicación permite pedir un conductor privado y sin licencia, algo que rompe con las normas de todos los mercados. Sin embargo, su hoja de ruta les ha llevado a desplegar su flota de vehículos en hasta 31 países diferentes. En los mercados en los que es más complicado como en el caso de España e Italia, la representante de Uber reconocía que la directriz a seguir era cristalina: “emprender tácticas para enfrentarse a las autoridades”.
Red aliada: desde presidentes hasta magnates de los negocios
Más de 180 periodistas de 44 medios han analizado los archivos que, bajo el epígrafe Uber files, han puesto de relieve cómo la compañía aterrizaba en decenas de ciudades pisoteando marcos legales, evadiendo impuestos, enfrentándose a la industria del taxi con maniobras controvertidas y exigiendo a conductores precarios y sin licencia facturaciones exponenciales. Una historia interna que, basada en la actividad del lobby, consiguió traspasar las fronteras de la ley y la ética. Su red aliada para conseguir ostentar la supremacía en Europa, presidentes, funcionarios públicos, comisionarios europeos y grandes oligarcas. Así se desprende de varias hojas de cálculo que recogen más de 1,800 personas de interés para la empresa catalogados según su “hostilidad” o influencia para allanarles el camino de un cambio legislativo.
Entre 2014 y 2016, los ejecutivos de Uber tuvieron más de 100 reuniones con funcionarios públicos, entre ellos al menos doce miembros de la Comisión Europea que no hicieron públicos esos encuentros, según apunta el diario El País. Reclutó a figuras poderosas en lugares como Rusia, Italia y Alemania ofreciéndoles participaciones financieras en la puesta en marcha de la empresa en el lugar y convirtiéndoles en “inversores estratégicos”. Y en un intento por dar forma a los debates sobre políticas, pagó a destacados académicos cientos de miles de dólares para producir investigaciones que respaldaran las afirmaciones de la empresa sobre los beneficios de su modelo económico. A pesar de una operación de cabildeo tenaz e inteligentemente financiada, los mensajes de la compañía no siempre llegaron a buen puerto.
-Irene Iglesias Álvarez, IDG.es