Nuestro país vive una desafiante oportunidad –con una gran recompensa– para todo aquél CIO que esté dispuesto a tomarla.

“Imperium Romanum” significa literalmente “el dominio de los romanos”. Éste es el estado que el CIO actual y de vanguardia tiene la posibilidad de alcanzar frente a la restructuración de reglas y recomposición de mercado que atraviesa el país, en función de que sepa priorizar su estrategia sobre su táctica.

El camino se ha iniciado ya con el pie derecho, aunque aún nos encontramos un par de pasos atrás del requerimiento real del mercado.

A principios de 2014, IDC identificó las tres principales iniciativas por implementar en el transcurso del año, las cuales sientan las bases de infraestructura necesaria para una operación segura y eficiente.

Sin embargo, para emerger dentro de las posiciones líderes en la reconfiguración actual del país, no sólo es necesario 1) consolidar o virtualizar la infraestructura existente; 2) garantizar la seguridad interna y externa; o 3) consolidar las plataformas de ERP. En efecto, es aún más necesario tener una rápida capacidad de reacción que esté alineada con las demandas dinámicas del mercado, que se traduzca en un “cobro real” (ROI) de todas las inversiones en infraestructura tecnológica y que sitúe a la empresa en el centro de las demandas de mercado, a saber:

Cumplimiento de demandas del cliente y experiencia al cliente;

Incremento del ingreso neto de la empresa;

Mejora continua (optimización de los procesos internos y externos);

Innovación en los mismos modelos de negocio y estrategias Go-to-Market.

Como podemos ver en la gráfica, sólo uno de los cuatro pilares de la tercera plataforma ha sido parte de las iniciativas implementadas por las organizaciones mexicanas durante este año.

Para tal efecto, me permito compartir algunas recomendaciones para el cumplimiento de los retos que enfrenta actualmente el CIO de vanguardia cuando desea implementar uno o más pilares:

Estrategias para el staff de TI: Es necesario que el CIO reevalúe la eficiencia en el modelo de aprovisionamiento de personal existente, para que apoye adecuadamente la naturaleza cambiante de su negocio con base en la cartera tecnológica, los productos y servicios de la empresa. La demanda de técnicos especialistas son altamente demandados y la guerra de ofertas locales por diferentes organizaciones para la obtención de talento es cada vez más común. “El personal”, visto como componente de los procesos y la tecnología, representa el umbral de entrada para muchos ejecutivos de TI en la implementación exitosa de su estrategia de cuatro pilares.

En resumen, menos gente técnica y más gente con talento analítico –que sea capaz de explotar las soluciones de administración de negocios– puede representar uno de los elementos más disruptivos en la transformación del CIO. Cabe recordar que la parte técnica puede sustituirse con servicios cloud, donde el proveedor de servicios debería asegurar de antemano la experiencia técnica al usuario.

Gestión de proveedores de TI: Muchas organizaciones recurren a tercerizar procesos y/o infraestructura con proveedores de servicios para implementar nuevas tecnologías. Las organizaciones que ya lo han hecho, descubren que su personal de TI a menudo no tiene las habilidades o la disposición para evolucionar de “la gestión de su equipo” a “la gestión de un proveedor de servicios externo”.

Disposición organizacional: Para hacer frente a las nuevas tecnologías, el CIO necesita lograr un equilibrio entre las demandas crecientes del negocio –que mueven más rápidamente la gama de tecnologías y plataformas disponibles– y validar la aportación del valor real que éstas aportan al negocio. Este equilibrio puede representar el punto de inflexión entre las diferentes áreas de la organización.

Evolución del rol del CIO: El enfoque de las prioridades de negocio, con base en la aceleración de adopción de TIC, no ha hecho más que potencializar la importancia del CIO dentro de la organización, dada la necesidad de encontrar a alguien que vincule de manera efectiva la brecha entre el negocio de las empresas y los tecnócratas. Como resultado, el papel del CIO habrá de expandirse en la medida que entregue mejoras de fondo para los resultados del negocio y sepa enfocarse en el cliente.

El rol del CIO que sepa explotar las oportunidades que ofrece cada uno de los pilares de la tercera plataforma (Cómputo en la nube, Movilidad, Big Data-Analítica y Medios sociales), habrá conseguido romper con el “consensado” paradigma 80/20, y logrará evolucionar a la transformación de la era digital integrando sistemas de participación LOB.

De esta manera, conseguirá la transformación de datos en información de valor agregado, tanto para las corporaciones como para beneficio de los clientes que, junto con la flexibilidad y escalabilidad que brindan la movilidad y las innovadoras soluciones específicas de industria basadas en la nube, representarán una ventaja competitiva.

La visión del CIO alcanzará una posición de liderazgo frente a la competencia, en la medida que el entendimiento del impacto de su implementación ocupe en el corto plazo una prioridad superior, frente a las limitaciones operativas del CEO o presupuestales del CFO.

Momentum es la magnitud del movimiento que su empresa pueda tener, definido por la masa crítica necesaria para lograrlo y su velocidad de reacción en un instante determinado. La naturaleza cambiante de las TI es la misión central del CIO. En vez de seguir la secuencia de “construir/ejecutar/operar”, se ha convertido más en un ambiente de “adquirir/integrar/orquestar”.

El instante es ahora, y la oportunidad del CIO para transformar su organización es la más clara y estratégica que se ha presentado en el país en los últimos años. Las condiciones ya están puestas sobre la mesa para el “CIO Imperium”. Es tiempo de actuar.

– Oscar Guzmán De la O,  Analista Senior de Consultoría y Gasto en TI de IDC Latinoamérica.