Una de las tareas más recurrentes en esta era digital es “Navegar” por internet. Aunque la Inteligencia Artificial generativa (IAGen) comienza a invadir esta área, lo cierto es que todos seguimos usando los “navegadores” para poder consultar las noticias, sitios web de nuestro interés o simplemente para acceder a otras plataformas de redes sociales como: Facebook, Instagram, X, BlueSky, e incluso a plataformas de nuestro trabajo que podemos revisar en línea o que solamente tenemos acceso usando algún tipo de navegador en particular.
El “Navegador” es la puerta de entrada para muchos servicios e informaciones y nos permite acceder a funciones que normalmente no tenemos. Aunque hoy existen muchas apps dedicadas, la mayoría funcionan como capas sobre un navegador subyacente. Recordemos a Netscape, pionero en los años 90, que nos introdujo a una web de texto e imágenes rudimentarias. Desde entonces, nombres como Firefox, Opera, Edge, Chrome y Brave fueron evolucionando no solo en velocidad, sino en funcionalidades.
Hoy, una nueva generación está emergiendo: Kosmik, Sidekick y ARC propusieron nuevas formas de interactuar con la información: desde organizar pestañas como tarjetas o canvas, hasta agrupar contenido por etiquetas o duplicar pantallas. Pero el cambio más radical ha llegado con la integración de IA generativa directamente en los navegadores.
En los últimos meses han aparecido navegadores con IA integrada como DIA (de The Browser Company), Comet (de Perplexity), Atlas (de OpenAI), y una nueva versión de Edge con Copilot (Microsoft). Su característica común es un asistente conversacional al estilo ChatGPT que permite interactuar con la web en tiempo real: pedir resúmenes, traducciones, identificar ideas clave o comparar precios en páginas de e-commerce.
Esto lo hacen los tres navegadores con IA, pero cada navegador tiene sus diferencias.
Comienzo por DIA, es una evolución del navegador ARC, y destaca por su sistema de skills, pequeños programas personalizables que automatizan tareas como redactar textos, autocompletar formularios o limpiar la vista de lectura. Está enfocado en la productividad personalizada.
En el caso de Comet integra un agente automatizado basado en prompts. Permite búsquedas tipo Perplexity con respuestas resumidas, y se integra con Gmail, Google Calendar y comandos de voz para una experiencia manos libres.
Atlas de Open AI el navegador de OpenAI, incorpora directamente ChatGPT-5. Permite una escritura dentro de la línea para pulir y afinar textos, realiza compras y permite ejecutar tareas básicas (compras, respuestas, redacción). Su agente avanzado está disponible solo por suscripción, y de momento solo para macOS.
Edge con Copilot, recién lanzado el 25 de octubre, busca posicionarse como un navegador potenciado por IA con funcionalidades similares, aunque aún no ha podido ser probado en esta revisión.
Estos navegadores no solo cambian la forma en que exploramos, también cómo trabajamos. Las tareas cotidianas pueden simplificarse enormemente, pero con el riesgo de volvernos dependientes de estas herramientas. Aún más preocupante es la privacidad: según desarrolladores del navegador Brave, existen riesgos como la inyección indirecta de prompts, una técnica que podría exponer datos personales y credenciales del usuario. Estos navegadores con IA prometen más productividad, pero también más dependencia. Mientras las empresas afinan sus herramientas, los usuarios debemos afinar nuestro criterio: experimentar, sí, pero con cautela.
El autor de la columna Tecnogob”, Rodrigo Sandoval Almazán, es Profesor de Tiempo Completo SNI Nivel 2 de la Universidad Autónoma del Estado de México. Lo puede contactar en tecnogob@pm.me y en la cuenta de Threads @horus72.
