El 2024 probablemente sea el año en el que la Inteligencia Artificial generativa (GenAI) pase a formar parte de nuestro día a día, tanto personal como profesional. Como toda disrupción tecnológica, no llega exenta de controversia. En concreto, existe la opinión extendida que la IA será persuasiva y controladora al servicio de grandes corporaciones tecnológicas.
En mi experiencia profesional, no comparto esta opinión. Las dinámicas de mercado de la GenAI son muy diferentes a las de, por ejemplo, las redes sociales, quienes han sentado un mal precedente, pero de ninguna manera son un pronóstico de lo que sucederá, por ejemplo, con los LLM (large language model).
Historia de un fracaso: las redes sociales
En nuestro sector, en años recientes, se reiteraba mucho el dicho de: “Si algo es gratis, entonces el producto eres tú”.
El modelo de negocio basado en la publicidad de las redes sociales, que ofrece contenido gratuito a los usuarios, ha llevado a estas plataformas a enfocarse intensamente en capturar y retener la atención de su audiencia. Sin embargo, esta estrategia también ha conllevado prácticas diseñadas para maximizar el tiempo en pantalla y la atención del usuario, a menudo a expensas de la calidad del contenido.
En este sentido, los algoritmos de las principales redes sociales priorizan las publicaciones que generan una interacción significativa, como comentarios y “me gusta”, lo que incentiva a los creadores de contenido a producir material que sea altamente emotivo o controvertido para asegurar visibilidad. Esto ha llevado a un aumento de contenido sensacionalista o extremadamente polarizado, diseñado específicamente para provocar una reacción en el usuario y mantenerlo más tiempo dentro de la plataforma.
Estas estrategias, aunque efectivas para el modelo de negocio de publicidad, plantean preguntas serias sobre su impacto en el bienestar de los usuarios y la calidad del discurso público. La creciente preocupación por estos efectos negativos ha llevado incluso a algunos críticos y académicos a pedir una reevaluación de los modelos de negocio de las redes sociales, argumentando que la salud mental de los usuarios y la integridad de la información pública deberían tener prioridad sobre las ganancias obtenidas a través de la publicidad.
En definitiva, las redes sociales fueron una carrera para captar la atención del usuario, porque quienes pagaban eran las marcas.
En la GenAI el usuario paga, y elige
Actualmente, el modelo de negocio se centra en que los usuarios paguen por el servicio. De este modo, se establece una dinámica competitiva sustancialmente diferente a la de las redes sociales basadas en publicidad. En este modelo, el usuario es quien percibe y valora la calidad, honestidad y fidelidad de los servicios proporcionados, incentivando así un ciclo de mejora continua entre los proveedores de IA.
En este entorno, emerge una competencia basada en la calidad y la innovación. Las empresas que logren desarrollar tecnologías más avanzadas y que ofrezcan resultados más alineados con las expectativas éticas y de calidad de los usuarios se destacarán. Este battleground ya está generando una cultura entre los competidores para reducir sesgos, aumentar la transparencia en el procesamiento de datos y mejorar la seguridad y privacidad del usuario.
Además, la retroalimentación directa del cliente se convierte en un recurso invaluable para el perfeccionamiento de los servicios. Los proveedores de IA utilizan esta información para ajustar y mejorar sus algoritmos, garantizando así que los productos evolucionen de acuerdo con las necesidades y expectativas de los usuarios.
Este enfoque no solo beneficia a los usuarios, que reciben productos de mayor valor, sino que también impulsa el progreso tecnológico de manera ética y sostenible, marcando un contraste significativo con las dinámicas observadas en las redes sociales basadas en publicidad.
Un argumento final
Si has llegado hasta el final de este artículo, aprovecho para comentarte que fue generado con ayuda de ChatGPT. Después de revisar los mensajes clave, valores, y opinión personal que he querido plasmar, la herramienta de IA logró reducir el tiempo de elaboración significativamente, aumentando mi productividad y la facilidad de lectura de este texto.
Creo honestamente que estamos ante una nueva realidad en nuestro trabajo donde la GenAI no sólo aumentará nuestra productividad, sino que nos obligará a reflexionar constantemente sobre nuestros valores, principios y opiniones (y ser críticos con el de los demás).
Por ello, soy muy optimista con aquellos profesionales que adopten el GenAI en su día a día desde ahora.
–Jaume Sues, Socio de Servicios Financieros, Tecnologías Digitales y Emergentes para EY Latinoamérica