La inteligencia artificial (IA) está transformando el futuro de la psicología, dejando de ser un concepto futurista para convertirse en una herramienta imprescindible. En 2025 se prevé que la IA no solo mejore diagnósticos e intervenciones psicológicas, sino que también redefina la relación entre los profesionales de la salud mental y los pacientes, así como la misma concepción de la disciplina. Desde las terapias digitales hasta la prevención de los trastornos mentales, las posibilidades son inmensas.
Manuel Armayones, catedrático de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación e investigador principal del Behavioural Design Lab (BDLab) del eHealth Center, y Pablo Vallejo, profesor de los mismos Estudios, destacan en este artículo las tendencias más relevantes y los retos que presenta la IA en psicología. Unos adelantos que, tal como coinciden ambos expertos, se tienen que desarrollar con responsabilidad y supervisión profesional para garantizar que la IA sea una aliada en el bienestar mental y no una fuente de problemas.
1. Terapias digitales y bots conversacionales
Las terapias basadas en IA están evolucionando rápidamente, con aplicaciones capaces de proporcionar apoyo psicológico en tiempo real. Una de las tendencias más destacadas es el uso de bots conversacionales y terapias digitales, equipados con manuales de diagnósticos, libros de psicología y pruebas psicológicas, que interactúan con los pacientes para orientarlos en las terapias o gestionar aspectos de su día a día.
Estas herramientas ofrecen asistencia inmediata a pacientes con ansiedad, depresión u otros trastornos, especialmente en zonas con acceso limitado a profesionales. Aplicaciones como Woebot utilizan la IA para ofrecer intervenciones basadas en terapia cognitivo-conductual, mediante conversaciones similares a las humanas, proporcionando una atención constante y personalizada que complementa la terapia tradicional.
Según Vallejo, se podría llegar a un punto en que un buen psicólogo de IA sea más eficaz que un mal psicólogo humano. Sin embargo, Armayones advierte de los riesgos de estos sistemas si no están supervisados por profesionales, puesto que pueden ser mal utilizados, con consecuencias nefastas, o incluso vender información confidencial. Por eso, recalca la importancia del human in the loop, es decir, que siempre haya un psicólogo supervisando estos procesos para garantizar una intervención segura y ética.
2. Prevención y detección precoz de trastornos mentales
La IA está transformando la manera como se detectan y se previenen los trastornos psicológicos, lo cual permite identificar patrones de riesgo antes de que los síntomas sean evidentes. Los algoritmos de aprendizaje automático pueden analizar grandes cantidades de datos, como publicaciones en redes sociales, registros médicos, datos biométricos y patrones de lenguaje, para detectar cambios en el tono emocional o la frecuencia de interacciones, indicadores de posibles problemas de salud mental.
La IA puede detectar patrones de comportamiento y de respuesta emocional antes de que el mismo paciente se dé cuenta de ellos, y esto permite intervenciones más precoces y efectivas. Por ejemplo, ya se están desarrollando sistemas capaces de predecir trastornos como la bipolaridad o el estrés postraumático mediante el análisis de elementos sutiles en la voz o la expresión escrita. Esto abre la puerta a intervenciones preventivas, como consejos personalizados o alertas para profesionales, facilitando un abordaje proactivo de los problemas psicológicos.
3. Realidad virtual y aumentada en terapias y formación en psicología
La realidad virtual (RV) y la realidad aumentada (RA) se han consolidado como herramientas fundamentales en la psicología, y en 2025 se espera un impulso todavía mayor en su aplicación tanto en terapias como en la formación de profesionales. Estas tecnologías permiten crear entornos controlados para tratar fobias y trastornos de ansiedad, y ayudar a pacientes en procesos de luto, facilitando una intervención más efectiva y personalizada. Por ejemplo, la RV y la RA ofrecen la posibilidad de que una persona pueda despedirse de un familiar difunto mediante una simulación controlada y supervisada por un profesional. Este tipo de aplicaciones pueden tener un impacto positivo en la gestión emocional y en procesos terapéuticos difíciles.
Además, la RV y la IA están revolucionando la formación de los futuros psicólogos, lo cual permite recrear situaciones clínicas complejas en entornos de simulación. Este enfoque se anticipa a los problemas éticos asociados a la formación tradicional, puesto que los alumnos pueden practicar habilidades terapéuticas en escenarios controlados, mejorando su confianza y su competencia antes de afrontar casos reales.
4. Manipulación psicológica y desinformación
Uno de los grandes retos de la IA es el riesgo de manipulación psicológica y la propagación de desinformación, especialmente a través de bots conversacionales y sistemas de IA capaces de generar contenido personalizado. Armayones alerta de que estas herramientas pueden influir en decisiones, desde compras impulsivas hasta cuestiones políticas, y de que la Unión Europea ya ha identificado la manipulación psicológica mediante la IA como una de las prácticas más peligrosas.
Además, la desinformación generada por la IA puede alterar la percepción de la realidad, afectar la salud mental y poner en riesgo la democracia, exacerbando la polarización y fomentando narrativas engañosas. Armayones advierte de que nos enfrentamos a una «cerebrocracia» en la que la IA y la neurociencia parecen determinarlo todo, pero la realidad es más compleja.
El gran desafío es garantizar que la IA se desarrolle con mecanismos de control ético que eviten su instrumentalización para la manipulación social. Estudios de la Universidad de Cambridge han demostrado que juegos en línea diseñados para «vacunar» a los usuarios contra las noticias falsas pueden reducir la susceptibilidad a la desinformación, y destacan la importancia de educar a la población sobre cómo identificar contenidos manipulados.
5. Robots e IA para el apoyo emocional y social
La IA también tiene un impacto significativo en el acompañamiento emocional y social, especialmente para las personas vulnerables. Ya se están desarrollando robots capaces de interactuar con personas mayores, pacientes con autismo o individuos que sufren soledad crónica.
Vallejo señala que estos robots pueden ofrecer compañía y asistencia en tareas cotidianas e intervenir en situaciones de crisis, como pensamientos suicidas. Robots como PARO, diseñados en forma de foca, se han utilizado en residencias de gente mayor para reducir los sentimientos de soledad y mejorar el bienestar emocional. Estos adelantos podrían transformar la calidad de vida de muchos colectivos vulnerables, ofreciendo una alternativa a aquellas personas con acceso limitado al apoyo humano.
6. La IA como «oráculo de la psicología»
Uno de los retos para el 2025 será establecer normativas claras sobre el uso de la IA en psicología. La IA permitirá acceder a bases de datos masivas de casos clínicos, creando un «oráculo» que podría ayudar a los psicólogos a tomar mejores decisiones. Al analizar miles de casos, los sistemas de IA pueden identificar patrones de éxito en tratamientos, ofreciendo recomendaciones basadas en evidencias que complementen la experiencia del terapeuta.
Aun así, esto genera un conflicto ético, puesto que la supervisión de sistemas automatizados, la privacidad de los datos de los pacientes y el papel del psicólogo en un entorno digitalizado necesitan una respuesta urgente, como advierte en un informe la American Psychological Association (APA). El problema no es solo cómo se regula la IA, sino quién la regula y con qué intereses. Es esencial garantizar que estas tecnologías mejoren el bienestar psicológico sin comprometer los derechos fundamentales de los usuarios.
7. Personalización de las terapias
La IA permitirá una personalización sin precedentes en las terapias psicológicas. Vallejo explica que los algoritmos pueden combinar datos de la actividad cerebral, el comportamiento y el contexto social de una persona para ofrecer intervenciones adaptadas a sus necesidades específicas. Esto no solo mejorará la efectividad de las terapias, sino que también las hará más accesibles y asequibles. Esta personalización también se podrá aplicar en ámbitos como la prevención de la adicción a las redes sociales o a los videojuegos.
8. Investigación acelerada en psicología
Finalmente, la IA está impulsando la investigación en psicología a un ritmo sin precedentes. Pablo Vallejo destaca que los algoritmos pueden analizar grandes volúmenes de datos para identificar los orígenes y los mantenedores de los trastornos mentales, así como determinar qué intervenciones son más efectivas. Esto permitirá avanzar más rápidamente en la comprensión de las problemáticas psicológicas y en el desarrollo de terapias más eficaces. Además, la IA también está abriendo nuevas líneas de investigación en neurociencia y psicología social. Sin embargo, como recuerdan los expertos, los retos éticos que plantee la IA siempre se tendrán que corregir.
-Artìculo proporcionado por la Universitat Oberta de Catalunya