Impulsadas por la constante aceleración digital, las empresas están implementando múltiples soluciones tecnológicas sin garantizar la integración adecuada entre ellas, situación ha generado impactos negativos en la operación diaria, especialmente en la convergencia entre centros de datos, plataformas en la nube y soluciones de ciberseguridad.
La incorporación de herramientas desarticuladas y plataformas que operan de manera aislada representa un riesgo significativo para la infraestructura digital de las compañías. Estas deficiencias provocan retrasos operativos, inconsistencias en el rendimiento de las aplicaciones, e incluso brechas de seguridad que compromete información crítica.
“La transformación digital no debe medirse por la cantidad de tecnologías implementadas, sino por su capacidad de integrarse y operar como un ecosistema unificado”, afirmó Gustavo Valdez, Director General de Ikusi en México. “Cuando los sistemas no están conectados de forma eficiente, se genera un entorno fragmentado que afecta directamente la productividad y la seguridad del negocio”.
En contraste, una infraestructura tecnológica bien integrada permite a las empresas mejorar su desempeño operativo, asegurar la protección de sus datos, y administrar sus recursos de forma uniforme en toda la red. Esto se traduce en beneficios concretos: aplicaciones más estables, una visibilidad total del entorno digital, detección más rápida de amenazas y una respuesta más efectiva frente a incidentes.
Integrar no solo es conectar cables, es construir un sistema inteligente en el que cada componente, ya sea en la nube, en el centro de datos o la red, cumple su función en sincronía con los demás. “Cuando esto sucede, las empresas no solo se digitalizan, se fortalecen y logran la resiliencia frente a los retos actuales del mercado”, finaliza Gustavo Valdez.