Uno de los grandes riesgos de los gobiernos totalitarios es que quieren controlar todo. Se vuelven paranoicos sobre quiénes quieren arrebatarles el poder que vigilan a todos. Lo vemos en Rusia, Corea del Norte, entre otros. La historia ha demostrado que esto no funciona en el largo plazo, siempre existe una forma de evadir la vigilancia y fomentar la rebelión.
Sin embargo, la disrupción de la Inteligencia Artificial (IA) en el gobierno hace más difícil evadir el control gubernamental. Por ejemplo, el Proyecto Guardián (Guardian Project), impulsado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, ha pedido a Microsoft que desarrolle un Chat GPT-4 exclusivamente para su uso.
Evidentemente, una IA para el gobierno supone que será para uso interno, alimentándose de documentos y reportes que se puedan analizar internamente.
Sus promotores señalan que este proyecto deberá estar listo en 18 meses y estaría desconectado de Internet, con la posibilidad de desarrollar un aprendizaje de máquina que permita responder preguntas y analizar grandes cúmulos de datos para generar tendencias y pronósticos.
Esta es una primera apuesta para usar la tecnología de IA en inteligencia militar y de seguridad nacional, que se ha hecho pública. Seguramente ya existen desarrollos similares que se mantienen en secreto.
Como sabemos, la ventaja que ofrece el GPT-4 es que puede interpretar datos tanto de audio, video, textos e incluso de la realidad, describiendo eventos en tiempo real.
Estas nuevas funcionalidades pueden resultar poderosas para la CIA –o cualquier gobierno– porque podrán analizar marchas y manifestaciones ciudadanas no sólo con reconocimiento facial, sino el discurso de los oradores al momento de decirlo; identificar amenazas e incluso poder prevenir incidentes de seguridad en multitudes.
De igual forma, la posibilidad de proteger información confidencial o de seguridad nacional utilizando IA es otra ventaja que permitirá este desarrollo, ya que no es lo mismo usar un ChatGPT de Open AI que sube la información gubernamental a su sitio web, que analizar esta información delicada “dentro” del propio servidor de la CIA sin que puedan existir filtraciones o modificaciones.
No sólo eso, sino que la capacidad de diálogo entre datos que tenga un analista de la CIA con la IA, pueden ser más sencillos y precisos sus análisis y determinar decisiones de inteligencia militar o política, sobre el actuar de distintos países del mundo o de amenazas terroristas.
Si bien la Inteligencia Artificial Generativa (IA-Gen) con la que está construído el GPT-4 puede tener estas ventajas al analizar documentos, su capacidad de análisis y de aprendizaje dependerá de los seres humanos que interactúen con ella. Por lo tanto, puede haber sesgos y errores en las decisiones que genere, dado que serán estadounidenses quienes la programen; no serán latinos, africanos, asiáticos o árabes quienes puedan acceder a la base de conocimientos del Proyecto Guardián.
En suma, el desarrollo de Inteligencia Artificial para las tareas de inteligencia y control gubernamentales ha pasado a una nueva era: la etapa donde la IA genere alternativas, análisis y pronósticos. Esperemos que sea una etapa de aprendizaje, y no que las decisiones se tomen por el consejo de las máquinas y se olviden del juicio o el criterio humanos.
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El autor de la columna “Tecnogob”, Rodrigo Sandoval Almazán, es Profesor de Tiempo Completo SNI Nivel 2 de la Universidad Autónoma del Estado de México. Lo puede contactar en tecnogob@pm.me y en la cuenta de Threads @horus72.