Durante más de una década, las empresas hablaron de “transformación digital” como una aspiración. Pero hoy, con tecnologías como la inteligencia artificial (IA), el Internet de las Cosas (IoT), los sistemas de análisis predictivo y el big data integrándose en las operaciones, ya no se trata de transformación: estamos entrando de lleno en una nueva etapa de evolución operativa.
Mail Boxes Etc explica que, en logística y en todos los sectores, la transformación digital 2.0 exige no solo adoptar tecnología, sino también integrarla, escalarla y hacerla interoperable con procesos que aún son manuales. Esto se ha convertido en una clave operativa para la logística y la paquetería debido a que los negocios no solo buscan soluciones de envío, sino verdaderos socios tecnológicos que les ayuden a anticipar la demanda, optimizar rutas, automatizar inventarios y mejorar la trazabilidad.
“La pregunta más crítica para muchas empresas no es ya si deben digitalizarse, sino cómo y con qué. Aquellas que implementaron software de gestión, sensores o plataformas en la nube hace cinco o seis años están descubriendo que muchas de esas herramientas han quedado obsoletas o simplemente no se comunican entre sí. La transformación digital 2.0 no solo implica nuevas adquisiciones, sino una auditoría tecnológica seria para saber qué se conserva, qué se actualiza y qué se elimina”, explica Ilan Epelbaum, director general de Mail Boxes Etc en México.
Según un reporte de PwC, el 84% de las empresas ya utiliza soluciones en la nube de forma parcial o total, y el 79% ha incorporado el Internet de las Cosas (IoT) en su cadena de suministro.
En cambio, tecnologías como la automatización robótica, los drones o la realidad aumentada siguen rezagadas, con una adopción aún marginal. Esto refleja un ecosistema en transición, donde la tecnología consolidada ya no es un diferenciador, sino un estándar mínimo para competir.
La inteligencia artificial: del “nice to have” al “core operativo”
El caso de la inteligencia artificial merece una mención especial. De ser una novedad futurista, ha pasado a ser una herramienta esencial para la toma de decisiones logísticas. Desde modelos de predicción de demanda y mantenimiento preventivo, hasta motores de asignación de rutas inteligentes o algoritmos que detectan anomalías en los procesos, la IA se está convirtiendo en la gran orquestadora silenciosa de la eficiencia.
De hecho, según un informe de Deloitte, más de la mitad de las empresas que invirtieron en automatización e inteligencia artificial en su cadena de suministro reportaron mejoras significativas en su resiliencia operativa frente a disrupciones como crisis de transporte, escasez de insumos o eventos climáticos.
Además, con la automatización creciendo en tareas repetitivas, como la clasificación de paquetes o la atención al cliente, el recurso humano se está desplazando hacia funciones más estratégicas y analíticas, lo que implica también una transformación del talento.
Por otra parte, el uso de big data ha dejado de ser exclusivo de grandes corporativos. Hoy, incluso las pequeñas empresas pueden acceder a plataformas que integran múltiples fuentes de datos para tomar decisiones logísticas en tiempo real. El reto ya no es tener los datos, sino leerlos, entenderlos y actuar a partir de ellos.
La transformación digital 2.0 no es solo un reto para grandes cadenas logísticas: es también una ventana de oportunidad para emprendedores. La adopción escalable de tecnología, el acceso a plataformas externas tercerizadas, como las de un 4PL (fourth party logistics), y la posibilidad de montar operaciones robustas sin grandes inversiones permiten que cada vez más negocios pequeños compitan como si fueran grandes.
La pregunta ya no es si la tecnología está disponible. Lo está. La verdadera cuestión es: ¿quién sabrá integrarla mejor, escalarla con inteligencia y convertirla en una ventaja real para su cliente final?