Más de 3,000 millones de dólares le costará en los próximos dos trimestres a Samsung como resultado de la crisis ligada a sus teléfonos, lo que generaría un costo total a causa del retiro de por lo menos 5,300 millones de dólares. Además, la decisión de parar la venta del Galaxy Note 7 seguirá reduciendo sus márgenes de beneficio el año que viene.
De acuerdo con la firma coreana, el impacto negativo está estimado entre dos y tres billones de wons (2.200 millones de dólares) el cuarto trimestre de 2016 y un billón de wons (884 millones de dólares) el primer trimestre de 2017.
A esto hay que sumarle que hace unos días Samsung recortó 2,300 millones de dólares a su pronóstico de ganancias para el tercer trimestre, una cantidad lo suficientemente grande como para que la compañía no vaya a recibir ninguna ganancia.
Los analistas han dicho que la mayoría de sus ingresos los generarán sus pantallas avanzadas y semiconductores.
Y es que, retirar más de 2.5 miles de dispositivos Galaxy Note 7 dos meses después de su lanzamiento -la mayoría en Estados Unidos y Corea del Sur- no puede traer nada bueno. Samsung reaccionó ante esto proporcionando unidades de remplazo que acabaron explotando también.
Es por esto por lo que la compañía anunció el martes que ya habían detenido definitivamente la fabricación del móvil sobredimensionado y que habían pedido a los distribuidores que dejaran de vender el aparato incriminado.
Su objetivo ahora es normalizar la situación mediante la expansión de la venta de otros teléfonos de gama alta, tales como Galaxy S7 y Galaxy S7 Edge. Asimismo, la firma pretende hacer cambios significativos en sus procesos de calidad para asegurar y mejorar sus productos para los consumidores.
– IDG.es