¿Y es entonces que en México no tenemos la capacidad intelectual para destacar como país primero en el sector académico y luego en el profesional? Creo que afortunadamente la respuesta es más positiva que negativa, el problema no es el recurso humano, que nos consta, hay de primer nivel. Y algo de lo que sucede en el caso de las TI es que nuestros requerimientos tecnológicos en el mundo laboral están en muchos casos por encima de nuestros recursos económicos, por ejemplo con el software que usamos, y, le endosamos a la nueva generación lo correspondiente, y así, los obligamos a que primero tengan que aprender a romper las reglas y luego a jugar el juego: buscas el software pirata en Internet (o consíguelo con alguien más), aplícale el crack, y al final, ahora sí, aprende a usarlo.
Subdesarrollo, educación y software libre
Sólo preguntemos qué estudiante compra la versión “académica” del software que le están enseñando y luego alarmémonos de por qué descargamos mp3 sin licencia, tenemos papás piratas y contemos con el infame tercer lugar de piratería en el mundo. Mi humilde opinión es que hemos perdido el tren para poder competir en varios sectores como el de la industria y ahora hasta en la agricultura, se necesitaría una inyección enorme de recursos, y aún si el capital no fuera problema, estamos retrasados ya a décadas de distancia.
¿Por qué entonces no enfocamos nuestros esfuerzos para intentar asirnos al desarrollo de Tecnologías de Información? Quizás sea nuestra única oportunidad de no permanecer eternamente en el tercer mundo.
A diferencia de los otros sectores de actividad económica, éste está compuesto en gran parte de lo intangible, de lo virtual.
Por supuesto que esto también sería prohibitivo si consideramos que los requerimientos para crear nuestra propia infraestructura de TI: desde manejar bases de datos, contar con lenguajes de programación de última generación, la dependencia en hardware y hasta la interfaz con la que interactuaremos (léase sistemas operativos) fueran propietarios.
Pero ¿qué tal si podemos hacer uso de otro tipo de tecnología? Y no estamos hablando de una tecnología inferior ó inmadura, sino de tecnología alterna, tecnología abierta.
Y es aquí donde tenemos este pequeño margen de maniobra: ¿Por qué no exploramos primero estas tecnologías, y luego demandamos su uso? ¿Es factible poder cubrir con esta opción los requerimientos promedios de nuestros usuarios de oficina? ¡Absolutamente!, y de verdad: a un costo cercano a cero. Entonces nuestros requerimientos se convierten en demanda, y la ley del libre mercado dice que si hay demanda, llega también la oferta.
Si entonces contamos con estas herramientas, y de verdad tenemos gente ávida de oportunidades de desarrollo, ¿por qué no intentamos revertir la enorme dependencia tecnológica de nuestro país y la convertimos en fuente de innovación…, oh! y aquí encontramos un reto: … de innovación compartida, de desarrollos de código abierto.
Sólo recordemos para estar hablando de lo mismo que al liberar un desarrollo con una licencia pública, éste se vuelve de todos, y se convierte en la base de un potencial de desarrollo impresionante, iniciado por unos, continuado por muchos.
Países como India, China y Rusia, son los principales representantes de un modelo que toma en serio el desarrollo de software con recursos propios, al punto de ser maquila de desarrollo para empresas de otros países.
Si empezamos a independizarnos con las herramientas con las que tenemos que trabajar para ser competitivos, quien sabe, algo podría cambiar.
Este ideal no se basa en convertirnos en antagonistas de algo que funciona y bien, sino simplemente refiriéndonos a nuestro contexto, a la necesidad de adaptarnos a nuestra condición de país en desarrollo, sí, condición de desventaja, pero vaya, ya lo dice la escritura china: el último ideograma para “crisis”, es el primer ideograma para “oportunidad”.
¿Dependencia ó Desarrollo? ¿Tú qué dices?