La junta directiva de Toshiba se ha visto abocada a vender su unidad de microchips, una de las más lucrativas de la empresa, para sobrevivir en el mercado. Según se hace eco el New York Times, el grupo comprador lo conforman varias organizaciones de origen estadounidense y japonés. Entre dichos accionistas se encuentran Bain Capital y dos firmas controladas por el Gobierno nipón, la Corporación de Redes del banco de Japón y el Banco de Desarrollo.
Aunque se han identificado como compradores únicos, empresas como Apple y la compañía de semiconductores SK Hynix están negociando la compra de pequeñas participaciones. “Los detalles de la operación aún deben ser concretados”, explicó la compañía en un comunicado. Con esta declaración la firma aún se reserva la posibilidad de que el proceso pegue un giro con otros licitadores. La situación ya se preveía más que inestable tras la dimisión el pasado mes de febrero de su presidente Shigenori Shiga.
La venta de la unidad se hará por una cantidad cercana a los 18,000 millones de dólares, y Toshiba mantendría parte del control del negocio –aún no han trascendido los porcentajes- en una estructura que se antoja compleja. Se trata de una división que apuesta por la fabricación de chips de memoria flash que se utilizan en millones de smartphones y dispositivos digitales.
Toshiba necesita liquidez con urgencia para tapar ciertos agujeros financieros. La mayoría de ellos causados por apuestas en proyectos de energía nuclear estadounidenses. El futuro de una de las empresas más grandes de Japón está en jaque, y esta obligación de vender no implica que la compañía intente controlar gran parte del negocio de microchips una vez finalizada la venta. La compañía ha señalado que los compradores recibirían una mezcla de acciones ordinarias y preferentes con el objetivo de tener más peso en la junta directiva.
– IDG.es