En noviembre, Donald Trump prometió que en su primer día en el cargo como presidente de Estados Unidos ordenaría una investigación contra los abusos de la visa H-1B. Y aunque el mandatario ha estado haciendo campañas para esta reforma, la visa nunca se canceló o reformó.
Esto le ha estado trayendo represalias. El senador Dick Durbin ha llegado a describir en una carta que está decepcionado con Trump por haber roto su promesa de campaña para reformar las visas de trabajadores extranjeros en sus primeros días de cargo y, así, poner a los trabajadores estadounidenses en primer lugar. La Casa Blanca no respondió a la carta ya que podría ser rechazada por algunos como un ataque partidista por un demócrata. A esta protesta, se suma también el IEEE-USA que también advirtió que Trump estaba en peligro de dejar caer a los trabajadores estadounidenses.
Pero desde el pasado fin de semana el presidente estadounidense cambió de parecer, pues a partir del 3 de abril el proceso para contratar empleados con el visado H1-B exprés –pensado para especialistas en campos como la informática, medicina, ingeniería y matemáticas– dejará de funcionar.
Esta noticia fue anunciada el viernes pasado por el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS), el cual explicó que durante seis meses se dará de baja el proceso premium que tramitaba el permiso en solo dos semanas.
Silicon Valley interpreta esta decisión como un golpe más a su sistema y economía. Y es que, desde que Trump llegó a la Casa Blanca, su relación con la parte tecnológica está especialmente deteriorada. Otras acciones llevadas a cabo contra Silicon Valley han sido negar la subvención de 647 millones de dólares para hacer de su sistema de transporte, Caltrain, eléctrico; y, por supuesto, la medida presidencial que provocó que todos los miembros de compañías de la zona que ocupaban puestos en el consejo económico de Trump abandonaran sus sitios, con la excepción del fundador de Tesla, Elon Musk.
-IDG.es