Celebramos los primeros 14 años de Bitcoin. Casi una década y media de aquel 22 de mayo de 2010 en el que se realizó la primera transacción comercial registrada de Bitcoin, por un producto del mundo físico. En aquel momento, un programador llamado Laszlo Hanyecz, compró dos pizzas por 10,000 bitcoins a otro usuario del foro Bitcointalk, probablemente, sin imaginar lo que esto podría llegar a significar para el mundo.
Desde su creación en 2009, las criptomonedas han abierto nuevas oportunidades para la inclusión financiera en América Latina, donde el 41% de los adultos carece de acceso a una cuenta bancaria, según datos del Banco Mundial, lo que supone una barrera para participar del sistema económico.
En paralelo, según datos del último Índice Global de Adopción Crypto de Chainalysis, actualmente Colombia, México, Brasil y Argentina, están entre los 40 países con mayor índice de adopción cripto en el mundo.
“Aunque aún queda mucho por hacer para llegar a un público masivo, el potencial de la tecnología blockchain para transformar la forma en que interactuamos con el dinero es innegable. Desde su creación, las criptomonedas han promovido un enfoque revolucionario en las finanzas y la tecnología. Es indiscutible el impacto y los beneficios que ya están generando en diversos sectores, y es probable que estos se expandan aún más en los próximos años a medida que surjan nuevas formas de utilizarlas en la vida cotidiana de empresas e individuos”, señaló Min Lin, vicepresidente regional de Binance para América Latina.
La naturaleza descentralizada de las criptomonedas facilita las transacciones directas entre individuos, y su utilidad va más allá de ser simples medios de intercambio. Desde contratos inteligentes hasta finanzas descentralizadas (DeFi) y tokens no fungibles (NFT), el universo cripto está evolucionando y expandiéndose en una amplia variedad de aplicaciones.
Si bien los criptoactivos van ganando aceptación rápidamente, las tasas de adopción siguen siendo pequeñas en comparación con las monedas fiat que se utilizan en todo el mundo.
Su relativa complejidad limita su atractivo, aunque las sucesivas generaciones de usuarios expertos en tecnología y el aumento de los casos de uso en la vida cotidiana, sin duda cambiarán eso.
Un ejemplo de estos esfuerzos, es el desarrollo de rampas que conectan el sistema bancario tradicional con las plataformas o exchanges donde se compran y venden activos digitales, facilitando el paso de moneda fiduciaria a criptomonedas y viceversa; también, los servicios de remesas cripto que ofrecen alternativas más rápidas, económicas y eficientes para el envío de dinero entre pares.
A medida que pasa el tiempo, el ecosistema, la regulación, los usos y los diversos actores continúan con su evolución. Cada vez más personas ingresan al espacio debido a diversos factores, que incluyen ciclos macroeconómicos y tendencias de la industria, que pueden influir en cómo los inversores, incluidos aquellos que pertenecen al segmento institucional, se sienten acerca de algunos activos.
“No podemos predecir los movimientos del mercado ni las ramificaciones de esta tecnología que ha llegado para cambiar el modo como pensamos y gestionamos el dinero, pero podemos afirmar el bitcoin que hace solo 14 años permitió comprar dos pizzas, ha llegado para quedarse y plantear un nuevo modo de hacer, abriendo nuevas oportunidades, tanto para inversores como para segmentos que hasta ahora han sido postergados. Los años que vendrán y la capacidad del propio ecosistema dirán hasta dónde nos podrá llevar”, concluyó Min Lin.