El papel de las áreas de TI (Tecnologías de la Información) ha avanzado considerablemente en los últimos años: han dejado de ser centros de costo para transformarse en generadoras de valor.
Esto no ha pasado desapercibido para la alta administración de las empresas, que las ve como un catalizador de una estrategia de negocio exitosa, al grado que, de acuerdo con Gartner, en 2018 los presupuestos de TI se incrementaron.
Para TI es una oportunidad de probar su capacidad de innovar, así como de adoptar una mentalidad progresista; no obstante, un obstáculo al que podrían enfrentarse sería tener que destinar fondos a mantener sistemas legados (software y hardware), muchos de los cuales aún están basados en sistemas propietarios como UNIX.
Integrar los viejos entornos con los nuevos y lograr que se comuniquen entre sí representa también una tarea compleja que demanda recursos y tiempo de los expertos técnicos, quienes se han dado cuenta de que los beneficios que ofrecían los sistemas heredados se están esfumando, que es complicado encontrar al personal capacitado que los gestione, y que la inseguridad se incrementa debido a que los servicios de soporte ya no están disponibles.
Hasta hace unos años, se optaba por UNIX debido a su confiabilidad para sustentar aplicaciones de misión crítica, particularmente en industrias con regulaciones estrictas como servicios financieros, salud y servicios públicos.
Actualmente, la viabilidad de la plataforma UNIX va en descenso. Se puede observar que muchos proveedores de TI dejan de invertir en este sistema operativo para hacerlo en Linux.
Para muestra: 82% de las aplicaciones que corren en Amazon Web Services (AWS) lo hacen sobre el software desarrollado por Linus Torvalds.
Fuente de innovación
Desde su creación hace 27 años, Linux ha estado ofreciendo una base común, estandarizada y predecible, que permite innovar constantemente. Ha sido además el catalizador de avances que están definiendo el futuro de la tecnología misma y los negocios. Por ejemplo, el cómputo en la nube es resultado de su creciente adopción. De no ser por la eficiencia técnica y los bajos costos que ofrece, el cloud sería totalmente distinto a como lo conocemos hoy: se asemejaría más a stacks de UNIX aislados e inflexibles.
Asimismo, la tecnología de contenedores surgió gracias a que utilizan componentes estandarizados del sistema operativo del pingüino que brindan una forma novedosa de agrupar y consumir aplicaciones empresariales. A esto se añade la creación de Kubernetes y proyectos de código abierto como Docker.
Asimismo, Linux contribuyó a abrir un espacio entre las aplicaciones y el hardware para dar origen a servidores x86. En conjunto, todas estas derivaciones están abriendo las puertas de la innovación a la TI empresarial, la cual ha dejado de dedicarse únicamente a mantener funcionando sistemas con altos costos de mantenimiento y licenciamiento.
Dar el salto
Desde el punto de vista financiero, de modernización y adaptación al mercado, son evidentes los beneficios para las organizaciones que están migrando de los entornos legados a los modernos basados en estándares abiertos.
No obstante, tomar la decisión de hacerlo requiere planeación y un marco de tiempo que considere varios factores.
De hecho, para el grueso de las empresas, el momento óptimo para dar el salto a Linux es cuando finaliza el contrato de mantenimiento de los servidores que contienen las cargas de trabajo relevantes. Normalmente, es de tres a seis años a partir de la fecha de contratación.
Debe hacerse una cuidadosa planeación antes de que termine dicho convenio para evitar tomar decisiones precipitadas o enfrentarse a un marco de tiempo reducido para ejecutar el proyecto.
Los líderes de TI están conscientes de que los planes de migración se realizan por etapas y evitan hacer la transferencia de todas las cargas de trabajo a la vez. Además de reducir el riesgo, este método permite dar prioridad a los cambios que generarán el mayor beneficio con el mínimo esfuerzo.
En ocasiones las aplicaciones legadas no están disponibles para correr sobre Linux, por lo que se debe realizar la conversión de código de forma interna, contratar a un tercero o traer a desarrolladores independientes. Hay que considerar que dicha conversión puede variar considerablemente de una aplicación a otra.
Se debe tener en mente que, en algunos casos, el tiempo y el esfuerzo necesarios para llevar las aplicaciones y cargas de trabajo a una plataforma de código abierto como Linux podría tener un impacto negativo en los beneficios potenciales.
Camino a la modernización
Dejar atrás las plataformas propietarias para abrazar una infraestructura basada en estándares es un paso fundamental hacia la modernización y, por ende, a la transformación digital de una compañía.
Implica también adoptar una cultura abierta, la cual permea desde los líderes empresariales hasta los niveles operativos y técnicos, que permite ser más ágiles y responder de inmediato a un entorno de negocio más complejo.
Desde su origen, Linux ha estado definiendo el rumbo de la evolución tecnológica y ha creado un ambiente propicio para la innovación y la participación constantes. Y más importante aún, ha impulsado la colaboración con comunidades de código abierto, lo que acelera su robustez y confiabilidad.
Es, sin duda, un ingrediente de la fórmula que está llevando a las organizaciones a competir con éxito con las empresas nativas digitales, que han prosperado en la economía digital que sirve de marco a la Cuarta Revolución Industrial, así como con sus iguales tradicionales que han comprendido que no pueden quedarse estancadas con una infraestructura monolítica que retrase su crecimiento y las condene a desaparecer.
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Por Mario Silva, Solution Architect Manager de Red Hat México.