En México, la industria manufacturera es considerada el motor de producción del sector industrial dentro de la economía, teniendo una participación en el Producto Interno Bruto (PIB) que ascendió del 15 hasta el 18% en la última década y obtuvo el 16% de participación en 2019[1]. El personal ocupado total en el sector manufacturero reportó durante mayo de este 2020 una reducción de 1.8% con respecto al mes anterior y una caída del -5.8% a tasa anual.
Si bien México cuenta con segmentos de manufactura avanzados y reconocidos mundialmente por su desempeño, también existe una gran proporción de pequeñas y medianas manufactureras.
Según las últimas estadísticas, el 96.5% de las empresas manufactureras tienen hasta 50 empleados, y son éstas las que tienen la necesidad de evolucionar sus modelos de operación ya que cuentan con una alta vulnerabilidad ante crisis coyunturales como la que se vive actualmente.
La pandemia ha traído consigo nuevos retos que demandan una transformación a fondo del modelo actual de negocio y que contempla incluso cambiar por completo la forma en que se venían haciendo las cosas, ya que además de asegurar la constante competitividad frente a las empresas del mundo, se deben agregar a la ecuación dos elementos imprescindibles: operaciones resilientes y control y manejo de personal.
IDC estima que a nivel mundial existirán 5 grandes cambios en la manufactura como efecto de la pandemia:
- Modernizar las capacidades de trabajo remoto.
- Centralización del monitoreo y el diagnóstico de operaciones y activos.
- Gran inversión en automatización de procesos manuales.
- Servicio remoto de productos como parte clave de la innovación de productos.
- Cadena de suministro resistente.
Dichos cambios implican iniciar un proceso de transformación digital que permitirá a las empresas de este sector estar listas para cualquier situación en el presente y el futuro. Sin embargo, esto no debe implicar necesariamente grandes inversiones en infraestructura o deshacerse por completo de su actual modelo de producción, sino implementar una solución que se adapte a sus necesidades de forma flexible y que pueda aprovechar la tecnología legada y la experiencia de sus empleados.
La Industria 4.0 por definición es un modelo en el que las compañías automatizan y controlan sus operaciones mediante una sólida estrategia tecnológica basada en computación de vanguardia, analítica, Inteligencia Artificial y automatización basada en software. El objetivo principal de este enfoque es transformar el modo de producción de los países y llevarlos a alcanzar sus niveles máximos de productividad.
En este sentido, existen tecnologías que son capaces de aumentar la productividad impactando en distintas áreas de negocio, como lo son Recursos Humanos, Ventas, Entregas, Seguimiento de clientes, Pedidos, Cadena de suministros, Logística, entre otros.
Una de las tecnologías con mayor dinamismo en el mercado y que cubre estas necesidades es el mercado RPA (Robotic Process Automation), que en 2019 duplicó su valor con respecto al 2018 alcanzando los 8.8 millones de dólares y un fuerte crecimiento del 124% año contra año. IDC estima que mantendrá una tasa de crecimiento anual compuesto (CAGR) del 20% de 2020 a 2024.
El RPA es un software diseñado para automatizar tareas manuales repetitivas a través de un “Bot”, que es un robot de software que ejecuta un conjunto de comandos discretos para realizar automáticamente tareas rutinarias a una tasa mayor de lo que lo podría hacer un humano o un grupo de humanos con un aumento de productividad sin significar una disminución de personal.
El uso de un software RPA ofrece grandes beneficios entre los que se incluyen:
- Una menor duración de las tareas
- Disminución de errores y mermas
- Reducción de costos y aumento de la productividad
- Y mejora en las habilidades de los trabajadores, ya que la automatización les deja el tiempo necesario para dedicarse a actividades de mayor valor agregado
Además la adopción de este tipo de soluciones se alinea con la transformación digital y encaja con equipos de trabajo que intentan aprovechar la automatización con una mejor tasa de retención de empleados, una mayor escalabilidad en su producción y que buscan proporcionar agilidad a las empresas a través de mecanismos que les ayudarán a moverse, responder y tomar decisiones rápidamente, logrando así el desarrollo de las empresas y la conversión de su fuerza laboral a una modalidad híbrida integrada por bots y personas.
Actualmente, IDC estima que para 2020 en México el sector manufacturero invertirá en TI 2,264 millones de dólares, donde la inversión en software pasará del 26% registrado en 2019 al 30% en 2020.
Esto es un claro reflejo del cambio en las prioridades de inversión del sector que busca hacerle frente a los nuevos retos y demandas del mercado, al tiempo que busca su evolución hacia modelos de operación más eficientes.
[1] INEGI. Sistema de Cuentas Nacionales de México. PIB Trimestral. Valores constantes a precios de 2013.
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La autora de este artículo, Wendy Martínez, es Analista de Software en IDC México, wmartinez@idc.com