Para proporcionar servicios en la nube, tendencia tecnológica protagonista de este último año marcado por la pandemia de la COVID-19, las empresas dependen cada vez más de los centros de datos. Tanto es así, que sus funciones pueden equipararse ya a una suerte de quinto servicio crítico esencial, por detrás de las telecomunicaciones, el agua, la electricidad y el gas, según valora la consultora GlobalData.
La compañía cifra en 948.000 millones de dólares los ingresos de los data centers globales hasta 2030. En 2020, llegaron a los 466.000 millones, lo que supone una tasa de crecimiento interanual del 6.7%.
En esta década, gran parte del crecimiento provendrá de la construcción masiva de centros de datos a hiperescala y de los llamados edge, que también atenderán a las crecientes necesidades de gestión de la información que se crea y procesa fuera de la nube. Asimismo, se verán movimientos importantes de fusiones y adquisiciones en este apartado.
Para David Bicknell, analista principal de GlobalData, “los servicios en la nube proporcionados por los centros de datos han permitido que los trabajadores remotos puedan colaborar con sus compañeros y los recursos corporativos. Además, han permitido servicios de entretenimiento y de educación y comercio en línea. Al mismo tiempo, el cambio acelerado hacia la nube impulsado por la pandemia ha dado mucha importancia a la flexibilidad, lo que impulsará la adopción de nuevas arquitecturas e infraestructuras programables definidas por software dentro de los data centers”.
El experto consideró que los centros de datos han pasado del anonimato a ser designados como un servicio clave. “Pero este nuevo estado de utilidad puede ser un arma de doble filo. Los gobiernos tendrán ahora mayores expectativas dentro del sector y su expansión refleja las necesidades de mayores capacidades de procesamiento de inteligencia artificial. Además, deberán encarar retos como el de la sostenibilidad”.