Cuando la informática en la nube se convierte en la norma, expertos universitarios en cloud computing hacen un llamado para que se establezcan regulaciones internacionales más restrictivas en la gestión de los desechos informáticos.
“Con cientos de centros de datos, y miles de servidores y racks, hay una necesidad urgente en la industria para abordar el impacto medioambiental del cloud computing”, ha afirmado el profesor Albert Zomaya, director del Centro de Informática Distribuida y de Altas Prestaciones de la Universidad de Auckland.
“La industria es como un adolescente en rápido crecimiento”, ha afirmado en un comunicado. “Estamos ahora en el momento adecuado para desarrollar e implantar normas internacionales para encontrar soluciones, reducir y reciclar las ingentes cantidades de desechos informáticos”.
El profesor Zomaya cita al campus de datos mayor del mundo, que está en Nevada, que mide más de 200.000 metros cuadrados, pero China está construyendo un centro informático comercial todavía mayor en Langfang. Cuando se termine en 2016, tendrá un tamaño similar al Pentágono.
“Gran parte de los que se está utilizando actualmente en los centros de datos, los servidores por ejemplo, serán desprovistos de los metales preciosos y se utilizarán como material de relleno en los campos de las naciones en desarrollo”, ha dicho Zomaya.
Zomaya afirma que hay una necesidad reconocida de regulación en esta área. Insta a la industria de TI a que comente un informe del Ministerio de Industria Australiano que recomienda que los servidores, almacenamiento y otros equipos de los centros de datos vendidos en Australia y Nueva Zelanda, se sometan a una clasificación energética similar a los frigoríficos y otros electrodomésticos.
“En este mundo altamente conectado, necesitamos ser más conscientes del impacto físico del cloud computing. Los centros de datos pueden ser tan grandes como un estadio de fútbol y requieren enormes cantidades de energía para funcionar y refrigerar los equipos. Operan 24 horas al día 7 días a la semana”.
Igualmente, afirma que muchos centros de cloud computing está infrautilizados, sin trabajar a plena capacidad.
Una forma de reducir los desechos es animar a los pequeños negocios a adoptar un modelo híbrido de cloud computing, o combinar la utilización de infraestructuras públicas y privadas, afirma.
Dice que el modelo híbrido beneficia tanto a los proveedores como a los clientes: los proveedores incrementan su facturación y los centros se utilizan a plena capacidad, mientras que los clientes ahorran en el suministro de su propios equipos, personal y costos energéticos.
– Divina Paredes, CIO Nueva Zelanda