El almacenamiento de información en la nube y el trabajo con grandes cantidades de datos son algo habitual en las entidades bancarias. No obstante, dada la naturaleza de la información que manejan, deben contar con herramientas que minimicen los riesgos de pérdida de datos y mejoren la eficiencia en el mainframe del banco. Un ejemplo de esto lo constituyen las aplicaciones que eliminan la dependencia de una nube concreta, con lo que se permite contar con la posibilidad de poder balancear la carga de información a varios servidores en distintas nubes.
Otro de los aspectos que, según Intelygenz, puede solucionar la adopción de desarrollos específicos es la relación entre una entidad bancaria y sus filiales, así como las compañías que precisan utilizar determinados datos que obran en poder del banco. Esto se soluciona con la puesta en marcha de APIs abiertas por parte de la entidad bancaria que necesite ceder sus datos a otras entidades o empresas asociadas o que lo requieran. Así podrán utilizarlas para desarrollar aplicaciones y extraer y utilizar los datos que necesitan para trabajar, de forma rápida y sencilla.
También los wearables, como las Google Glass, tendrán un impacto significativo en la agilización de determinados procesos bancarios, como en la recepción de visitas que cuenten con una cita concertada con un empleado o directivo de la entidad. Sólo con conocer su nombre, por ejemplo, una recepcionista equipada con unas Google Glass puede ver, de un solo vistazo y ante sus ojos, el motivo de la visita del cliente o con quién tiene una cita, por lo que puede dirigirle con rapidez a lugar en el que se celebrará la reunión y avisar a su interlocutor para que le reciba.
Entre las preocupaciones de muchos bancos, más allá de mejorar la atención al cliente, está el acercar los servicios del banco a los ciudadanos. La creación y puesta en marcha de intranets y CMS específicos, con todos los elementos y herramientas para la administración de operaciones bancarias habituales de clientes, es básico para agilizar trámites tanto a nivel de los empleados, como a los propios clientes, que ven como el tiempo que necesitan para solucionar sus trámites bancarios se ve reducido en gran medida.
Además, las entidades bancarias pueden contar con la ayuda de los smartphones para ayudarles no sólo a recibir información por SMS cuando realizan determinadas operaciones, sino también a realizar gestiones bancarias relacionadas con su empresa en el caso de tratarse de clientes profesionales, o a realizar pequeñas transacciones en el caso de usuarios finales. Este es el caso de las apps que permiten hacer cálculos de “botes” entre amigos o a transferir pequeñas cantidades de dinero a amigos y familiares. Estas aplicaciones pueden estar vinculadas a redes sociales como Facebook, y permitir que sus usuarios puedan enviar dinero a sus contactos directos en la red social.
Las redes sociales también pueden ser un canal de comunicación más para acercar la entidad al cliente. Por ejemplo, con la implantación de un robot desarrollado específicamente para atender consultas a través de Twitter se puede conseguir que identifique determinadas palabras de una consulta efectuada a la cuenta de Twitter de la entidad bancaria en cuestión, y hacer que se emita una respuesta automáticamente que solucione la pregunta.
En definitiva, la adopción de la tecnología adecuada puede resultar beneficioso, tanto para las operaciones internas del banco, como para las externas, ya sea en cuanto a operaciones con clientes finales como con empresas.
La exploración de nuevos canales para comunicarse con los clientes así como la utilización de wearables, pueden contribuir el acercamiento de las entidades bancarias a un público cada vez más dependiente de las nuevas tecnologías. Sin embargo, la complejidad de muchos procedimientos bancarios, así como la inexistencia en muchos casos de un software estándar para automatizarlos plantea dificultades a los bancos a la hora de adoptar nuevas tecnologías para automatizar sus procesos y agilizar tareas. Sin embargo, estos obstáculos pueden ser solventados con la implantación de herramientas software y aplicaciones desarrolladas expresamente para cada entidad y operación.
“Para muchas de las operaciones que se llevan a cabo en un banco no existe un software estándar, por lo que una aplicación desarrollada a medida puede automatizar muchos procesos internos de cierta complejidad”, considera Enrique Romera, Jefe de Proyectos de Intelygenz.
El desarrollo de software a medida puede suponer un importante ahorro en el día a día de los bancos, No sólo de tiempo, sino también de recursos, ya que un programa específico puede automatizar procesos que en muchos casos implican el análisis, prácticamente a mano, de decenas de hojas de cálculo interminables.