Las plataformas de Internet suelen calificar las contraseñas que creamos para las nuevas cuentas como “fuertes” o “débiles” en función de su complejidad. Aconsejan combinar mayúsculas, minúsculas y números para que sean seguras. Sin embargo, no dicen en qué posiciones colocarlos.
Y parece ser que, inconscientemente, todos coincidimos en poner las mayúsculas al principio de las contraseñas y los números al final. Este es uno de los hallazgos de un equipo de expertos en seguridad que trabajan en el instituto de investigación Eurecom, en Francia.
Los resultados de su estudio, presentado en la última conferencia ACM de Seguridad Informática y Comunicaciones, realizada en Denver, han servido para demostrar que existe una idea equivocada de lo que es una contraseña segura: el hecho de que los patrones se repitan es el que pone en riesgo las cuentas.
Algunas ideas erróneas
Existe la creencia de que los programas tradicionales utilizados por los ciberdelincuentes para averiguar las contraseñas sólo manejaban distintas combinaciones hasta dar con la adecuada. Sin embargo, los ataques recientemente registrados, nos hacen suponer que los métodos más modernos no se basan únicamente en el azar.
Los cibercriminales entrenan el ‘software’ con largas listas de contraseñas −como las 130 de usuarios de Adobe filtradas en 2013− para que encuentren las combinaciones más comunes y las prueben primero en los ataques. Así, tienen más probabilidades de éxito.
Basándose en esta premisa, los expertos del centro francés se basaron en un programa −como los utilizados por los ciberdelincuentes− para analizar 10 millones de contraseñas. Hicieron esto para extraer una lista de ellas, valoradas en función de la facilidad para ser adivinadas por unos posibles atacantes.
El resultado es un “índice de predictibilidad” que probaron en otros 32 millones de contraseñas para verificar su eficacia.
Se encontró que los patrones menos comunes son los más seguros. Por ello, una contraseña larga que incluya símbolos es mucho más fuerte que una que tenga mayúsculas y números.
El objetivo para los usuarios, según recomiendan los expertos, es crear contraseñas lo menos predecibles posible, independientemente de que tengan números, mayúsculas y minúsculas. Los autores del estudio aconsejan alargar las claves una vez creadas, añadiendo una o dos palabras más.
Por otro lado, los investigadores aconsejan a las empresas disminuir el grado en que usan claves como método de acceso a las cuentas, y buscar estrategias alternativas en la medida de lo posible.