Las expectativas de los clientes de las instituciones financieras han cambiado significativamente en la última década. Hace diez o quince años, todo lo que buscaban era un fácil acceso a las sucursales físicas, tarifas bajas y una experiencia bancaria conveniente. Hoy, con una mayor conciencia de cómo sus acciones impactan en el mundo que los rodea, los clientes esperan mucho más de su banco tradicional, neobanco o fintech.
Como resultado, la sostenibilidad ha comenzado a convertirse en una parte clave de todas las iniciativas en el sector financiero.
Pero ¿cómo se puede lograr esto en la práctica? A continuación, enumeramos cinco formas en las que las instituciones financieras pueden hacer que las tarjetas de sus clientes, así como el flujo de las transacciones sean más ecológicas y cómo esto dará forma al futuro de la banca:
1. Dando nueva vida a los materiales reciclados
El mundo produce la asombrosa cantidad de 381 millones de toneladas de desechos plásticos por año, y se espera que se duplique para el año 2034. De estos desechos, el 50% es plástico de un solo uso y menos del 10% se ha reciclado alguna vez. Este plástico no sólo es responsable de la contaminación en ríos y océanos, teniendo un impacto devastador en ecosistemas ya frágiles, sino que también termina en los alimentos que comemos y la ropa que usamos.
La buena noticia es que se puede convertir en tarjetas bancarias recicladas a partir de plástico de desecho del océano o PVC reciclado, lo que reduce las emisiones de carbono. Por ejemplo, la Thales Gemalto Reclaimed Ocean Card está hecha con un 70% de botellas de plástico recolectado de áreas costeras remotas. Esta tarjeta, además de ser de plástico reciclado, contribuye a la conservación de la vida marina al evitar que el material termine en el fondo de los océanos, dañando la flora y fauna marina.
Pero no sólo se puede reciclar de los océanos: cualquier industria que utilice plástico, es una buena candidata para reciclar. La Thales Gemalto Recycled PVC card, está hecha de 85% de PVC reciclado de industrias como automotriz o incluso ¡de máquinas de café!
Por cierto, el plástico reciclado también se puede utilizar para fabricar tokens para generación de claves dinámicas (OTP), como los tokens Thales Gemalto Green OTP. Estos lograron ahorrar más de 125 toneladas de ABS virgen (acrilonitrilo butadieno estireno) el año pasado al cambiar la producción a tokens hechos de plástico de segunda vida.
2. Utilizar recursos alternativos para reducción de desperdicio
Si bien reciclar plástico es la opción, no contribuir al problema del plástico virgen en primer lugar es la única forma en que podemos reducir la cantidad que eventualmente termina como desperdicio. Thales ha encontrado una forma de hacer tarjetas bancarias a partir de Plástico de Ácido Poliláctico (PLA) el cual está hecho con recursos renovables de origen ecológico, como maíz no comestible.
Estas tarjetas cumplen con todos los requisitos de seguridad y confiabilidad y han demostrado ser duraderas durante toda su vida. Las tarjetas también se han probado rigurosamente para resistir el uso y desgaste diario normal, como el derrame de bebidas o el hecho de que las saquen de una billetera.
3. Reducir y compensar la huella de carbono de los productos bancarios
Al medir, compensar y certificar el carbono creado al producir productos bancarios, es más probable que las instituciones financieras puedan ver exactamente dónde están sus mayores valores atípicos en términos de contaminación por carbono.
Luego, pueden introducir una variedad de programas de mitigación de carbono para ayudar a obtener la acreditación de carbono neutral para cada producto y servicio. Alternativamente, también pueden utilizar un proveedor que realice estos trabajos en su nombre.
4. Reducir el consumo de papel y los gastos de envío
Con soluciones como la emisión instantánea, las instituciones financieras no necesitan utilizar empaques dañinos ni enviar información por correo postal. Un PIN digital se puede entregar en segundos a través de una aplicación móvil o un mensaje de texto, lo que reduce la cantidad de papel que se envían físicamente a sus clientes y, a su vez, disminuyen sus niveles de producción de CO2.
5. Reciclaje de productos al final de su vida útil
Por último, las instituciones financieras también pueden volverse más ecológicos si gestionan las tarjetas al final de su vida útil con empresas de reciclaje asociadas. Aquí, el plástico se incinera para generar energía y el metal de las tarjetas se recupera para su reutilización en nuevos productos. Esto significa que el 0% del material termina en un vertedero, lo que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero.
La banca digital puede ser segura y respetuosa con el medio ambiente, especialmente cuando los consumidores buscan cada vez más gastar su dinero en marcas que se alinean con sus valores. Estamos aquí para ayudar a la industria de los servicios financieros en la transición hacia un proceso más ecológico.
Danilo Ochoa, Sales Manager México y Centroamérica, Servicios de Banca y Pagos en Thales.