Durante la última década, las llamadas “habilidades blandas” se instalaron como aquellas relacionadas con la comunicación y el ámbito social, y complementarias a las competencias técnicas propias de cada profesión. Así, con el pasar de los años, fueron adquiriendo más relevancia, en la medida en que los equipos de trabajo se han tornado más diversos y multidisciplinarios.
En la actualidad, vemos cómo se ha instalado la definición de “core skills” para describir un conjunto de características que se consideran básicas para el mercado laboral del siglo XXI. De este modo, estas “habilidades fundamentales” están relacionadas con un contexto social y económico marcado por la digitalización, la globalización del mercado laboral y la transformación de los entornos de trabajo.
El pensamiento crítico, la creatividad, la alfabetización digital, el trabajo colaborativo y la comunicación, se encuentran en este grupo de habilidades que son deseables en los profesionales de hoy y del mañana. Por supuesto, habrá aproximaciones que incluyan más o las denominan de diferente modo, pero me parece que las señaladas representan las más relevantes.
De hecho, las “core skills” representan una de las fuertes tendencias que identificamos en la empresa de reclutamiento especializado en TI, Robert Half, durante los estudios y análisis de preparación para la Guía Salarial 2024. En efecto, se trata de competencias que nuestros clientes están buscando en los candidatos para posiciones claves.
Pero más allá de las definiciones teóricas, ¿a qué se refieren las cada vez más famosas “core skills”?
El pensamiento crítico tiene relación con la capacidad de encontrar soluciones a problemas, analizando distintas vías que implican cuestionar el status quo e innovar. Por su parte, la creatividad se vincula a la flexibilidad y la adaptación a nuevos entornos, encontrando (o adaptando) nuevas formas de hacer las cosas o de generar valor.
En cuanto a la alfabetización digital, debemos aclarar que ya no se trata de manejar un conjunto de software o utilizar un computador para tareas rutinarias, sino de aprovechar y adaptarse a las nuevas tecnologías para mantenerse actualizado y potenciar nuestro quehacer.
Respecto al trabajo colaborativo, esta competencia es básica en entornos laborales que son cada vez más diversos en términos de culturas, género, idiomas, profesiones y edades, que implican el desafío de compartir conocimiento y, a la vez, aprender de otros para llegar a soluciones innovadoras.
Finalmente, tenemos las capacidades comunicativas, que hoy no se restringen solo a habilidades sociales que apuntan a mejorar las relaciones interpersonales, lo cual ciertamente es muy valioso.
En el actual contexto, se requiere de profesionales capaces de expresar con claridad sus ideas, de escuchar activamente y de contribuir en los equipos de trabajo para el logro de los objetivos, a través de la discusión, el debate o brainstorming, por ejemplo.
En conclusión, las que alguna vez fueron llamadas “habilidades blandas”, hoy son consideradas “fundamentales”.
Por lo tanto, trabajar en desarrollarlas y potenciarlas es un desafío no sólo para los candidatos, sino también para quienes dirigen y gestionan el talento en las organizaciones.
Por Karina Pérez, colaboradora de Robert Half.