Ninguno de nosotros está aislado del resto. Todos formamos parte de una red, a menudo invisible, de relaciones en las que, nos demos cuenta o no, nos beneficiamos mutuamente.
En el ámbito de los negocios, la colaboración, el simple hecho de que las personas trabajen bien juntas, supone la el pilar básico de cualquier organización, pero para crear una buena colaboración, hay que resolver varios rompecabezas.
Por qué la colaboración es importante
Imagínese si las personas de su organización nunca hablaran entre ellas. Considere el impacto que tendría que los emails no fueran respondidos o que el teléfono se dejara sonar. Sucedería algo extraño: nada. La colaboración es crucial para el flujo del trabajo y la productividad. Y empleados de todo el mundo pueden dar fe de ello.
Resulta una curiosa paradoja que, si bien la tecnología está reproduciendo cada vez más dispositivos y aplicaciones para hacer las cosas mejor, más rápido y en remoto, también está corroyendo la colaboración.
De acuerdo con nuestra investigación, nueve de cada diez personas creen que la colaboración se vuelve más importante a medida que la tecnología cambia la forma de trabajar.
Hoy en día, el 40% de la fuerza laboral global ya funciona de forma virtual y las tendencias hacia la asociación, compartición de servicios, outsourcing y offshoring significan que los equipos virtuales se han convertido en parte integral de la manera en la que trabajamos actualmente.
Rompiendo ataduras
A pesar de que tenemos pantallas táctiles en las manos, nuestros cerebros están todavía programados para la Edad de Piedra. Este conflicto entre nuestros instintos cavernícolas y la parafernalia del mundo moderno están erosionando la colaboración. Esto se debe a que la distancia reduce los niveles de confianza.
Por lo tanto, cuanto más repartidos estén los equipos por todo el mundo, más débiles se volverán sus vínculos de trabajo.
Cuando las personas son extrañas entre sí, teniendo muy poco en común más allá de su capacidad de conectar, es poco probable que confíen unos en otros. Surge la mentalidad de hombre de las cavernas: se sospecha de los desconocidos que no forman parte de la tribu.
La opción de la agrupación para mejorar la colaboración no es a menudo viable porque se corre el riesgo de perder talento. Muchas personas no quieren estar sujetas a una geografía concreta, a viajes constantes o a desplazamientos más largos para trabajar. Y ahí está el dilema y el rompecabezas de la colaboración, la distancia reduce la confianza y la cohesión, pero la capacidad de elección y la flexibilidad aumentan el bienestar y la productividad individual.
La mentalidad egoísta de la caverna
Así como la desconfianza y la deslealtad, dos grandes obstáculos en el camino hacia una colaboración eficaz, nuestro cerebro de cavernícola también nos quiere dirigir a lo que parece ser más importante para nuestro propio bienestar individual: dar visibilidad a los logros individuales en lugar de compartir desinteresadamente conocimientos y habilidades con otros.
El liderazgo tradicional se está viendo cuestionado por estas maneras de trabajar. Los líderes no pueden confiar en la fortaleza de los vínculos de los equipos porque ahora la mayor parte de esos vínculos son débiles. Necesitan crear y promover comportamientos de colaboración. Necesitan entender la dinámica de sus equipos, y recompensar a los buenos comportamientos sin crear una sobrecarga de colaboración entre los mejores.
El yo en el equipo
Sin embargo, tan importante como la colaboración sigue siendo la necesidad de evitar imponerla. Mientras que seis de cada diez personas perciben que funcionan mejor en equipo, un tercio de los empleados dice que no necesita colaborar para completar sus tareas.
Esto demuestra que la gente considera la colaboración importante, aunque no para cada puesto de trabajo. La gente trabaja mejor cuando tienen una causa común. Y puede ser difícil dejarlo claro cuando diferentes áreas de su organización terminan trabajando juntos casi a regañadientes, a pesar de que compartan el objetivo común de hacer su empresa más rentable.
Crear culturas de colaboración
La conclusión es que la colaboración necesita ser promovida y el primer paso es reconocer la batalla que se libra entre el cerebro del hombre de las cavernas y las necesidades de la sociedad actual.
Hay que hacer fácil que la gente colabore, proporcionándoles las últimas herramientas de colaboración y asegurarse de que entienden cómo usarlas. Hay que poner en valor la colaboración dentro de las organizaciones para que se puedan superar los intereses personales. Y hay que liderar este nuevo enfoque de colaboración desde la cabeza, eligiendo y formando a líderes que promuevan el intercambio de conocimientos y revaluando la definición de la productividad.
-Por Nicola Millard, futuróloga de BT.