Las tecnologías adaptadas a usuarios con discapacidad están propiciando que aumente, año a año, el número de contrataciones en este segmento de la población; en 2013, se produjo el récord histórico de 69.648 contratos, de acuerdo con el Informe Tecnología y Discapacidad, realizado por Agilent Technologies y Fundación Adecco por tercer año consecutivo.
Este estudio señala que las tecnologías adaptadas permiten trabajar al 52 por ciento de las personas con discapacidad que tienen empleo. Esto ha favorecido que, en el último lustro, la contratación de personas con discapacidad haya aumentado en las empresas, también propiciado por un cambio de mentalidad y de la legislación, que está danto sus frutos.
Ratones que funcionan con movimientos faciales, pantallas de gran formato o teclados con cobertor, permiten desempeñar su trabajo a un 52 por ciento de las personas con discapacidad. Esta cifra se eleva hasta el 72 por ciento, en el caso de las personas con discapacidad sensorial (visual y/o auditiva).
La otra cara de la moneda es la brecha digital, que afecta de manera más específica a las personas con discapacidad. El 61 por ciento de los encuestados encuentra barreras en el acceso y utilización de las nuevas tecnologías y la mayoría son económicas (31 por ciento), pero también destacan las derivadas de las dificultades de los dispositivos tecnológicos para interactuar con las personas con discapacidad, ya sea por desconocimiento del modo de usarlas (16,7 por ciento) como por la ausencia de adaptaciones que convierten la herramienta en inaccesible (13 por ciento).
Además, las personas con discapacidad utilizan Internet en menor medida que el resto de la población, en concreto, un 80 por ciento son usuarios frecuentes, frente al 92 por ciento general. A pesar de esta brecha, 7 de cada 10 encuestados asegura que las nuevas tecnologías han mejorado su calidad de vida, al permitirles comunicarse mejor, caminar, escuchar y, en general, todo tipo de actividades sociales.
Por último, el 86 por ciento de las personas con discapacidad coincide en que las redes sociales contribuyen a la normalización y la igualdad. Frente a ellos, un 14 por ciento opina que refuerzan el estigma y el estereotipo.
El análisis basa sus resultados en una encuesta realizada a 500 personas entre 23 y 59 años, con diferentes tipos de discapacidades.