De acuerdo con estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) el impacto que tienen las tecnologías de la información y las comunicaciones es por demás positivo en el desarrollo socio-económico de las naciones.
Según este organismo, por cada 10% de incremento en la penetración de los servicios de banda ancha en los países en desarrollo de América, existe un aumento promedio del 3.2% de su Producto Interno Bruto (PIB).
Por su parte, el Foro Económico Mundial señala que la relación que existe entre el uso y aprovechamiento de las tecnologías de la información y las comunicaciones con respecto a la competitividad de una economía en desarrollo, la cual corresponde a un factor de 0.7 entre ambos índices, se puede interpretar como una relación de causa-efecto entre el monto de inversión en TIC y el grado de competitividad que alcanza una economía en desarrollo por este motivo.
Por ello, no es de extrañarse que en los próximos años sea cada vez más frecuente ver cómo algunos países buscan optimizar sus recursos y mejorar distintas áreas con el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones. En ese sentido, las economías emergentes como México tienen muchas áreas de oportunidad para aprovechar el uso de la tecnología y mejorar la posición de sus empresas en el ámbito de la economía digital.
Actualmente, las aplicaciones de conectividad Máquina a Máquina (M2M), el Internet de las Cosas (IoT) y toda clase de servicios sobre la Nube, así como el marketing digital y la consolidación del comercio electrónico a través de la masificación de las diferentes modalidades de pago y transacciones bancarias sobre dispositivos móviles e Internet, son tendencias que están surgiendo como resultado del constante desarrollo de las TIC a nivel mundial, y que las economías emergentes bien pueden aprovechar para competir en un mercado global en igualdad de condiciones con economías más avanzadas.
Facetas de innovación en las TIC
En ese sentido, los países en crecimiento tienen que poner especial énfasis en robustecer y fortalecer la innovación en sectores estratégicos como: gobierno, transporte y energético, y preocuparse por vincular a las entidades y/o empresas que representan a estos sectores con instituciones académicas de educación superior con programas de investigación y desarrollo en el área de aplicaciones y servicios digitales que hacen uso extensivo y disruptivo de las TIC.
La innovación en el sector de las TIC, por ejemplo, tiene muchas facetas: la innovación que se refleja en los avances tecnológicos, la que se genera alrededor de los nuevos modelos de negocios, la que tiene por objeto la mejora de los aspectos de productividad y administración empresarial, y hasta aquélla que tiene que ver con temas de regulación de los mismos servicios digitales que sustenta.
De la misma manera, si bien la creciente accesibilidad al Internet o de dispositivos móviles ha registrado importantes crecimientos en los últimos años, los países también tienen que poner atención en su capacidad para aprovechar las TIC y cuales podrían ser la mejores formas de empoderar a la población para que hagan uso adecuado de las TIC en sus ámbitos laboral, profesional y personal.
Basado en lo anterior, para que un país sea competitivo y se muestre como una economía próspera, debe de apostar en invertir en innovación en telecomunicaciones y tecnologías de la Información, ya que puede ser la diferencia para ser exitoso o no dentro de la nueva dinámica de los mercados digitales a nivel global.
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El autor de este artículo, Mauricio Desdier, es Director de Marketing Estratégico de Alcatel-Lucent.