Uno de los factores más críticos que influencian el costo del despliegue de una nube pública, en comparación al de una privada, son la habilidad de una organización para administrar eficientemente los recursos de utilización de hardware e infraestructura, según el nuevo reporte de 451 Research.
Hablando en términos generales, si cualquier organización tiene la habilidad de administrar un número grande de servidores en un nivel alto de uso, las nubes privadas y administradas por cliente pueden tener una ventaja de costo total de propiedad (TCO) en comparación a las nubes públicas. Para ambientes más pequeños, o para cualquier tipo de variable en la demanda de la carga de trabajo, la nube pública es una opción financiera más atractiva, reportó Owen Rogers, director de Economía Digital de 451 Research, en “El índice de precio de la nube: el gran debate entre la nube pública y la nube privada”.
Las nubes laaS privadas y públicas tienen sus puntos a favor y en contra. Las nubes privadas vienen con un control inherente de la infraestructura, que les da algo de paz mental a los clientes que son conscientes de la seguridad y sensibles a las regulaciones. Por otro lado, las nubes privadas verdaderas, que permiten que los recursos virtuales sean autoprovisionados por los usuarios, pueden ser difíciles de instalar y administrar. Mientras que las nubes públicas proporcionan acceso a una cantidad casi infinita de recursos de infraestructura sin requerir una inversión inicial, y la habilidad de usar tecnología de vanguardia de la cual disponen primero los proveedores de nube pública. Aunque la percepción de la falta de control y seguridad es lo que desalienta bastante a algunos clientes.
Las comparaciones financieras entre la nube privada y la pública son otra manera de considerar el tema. Para determinar el TCO, Rogers recomendó que una organización considere qué tan grande será el despliegue de su nube, que tan eficientemente pueden administrarla, y cuánto será utilizada. Una medida clave para determinar la eficiencia de una nube, es el número de máquinas virtuales administradas por cada ingeniero. Generalmente, si una organización es capaz de lograr que 400 máquinas virtuales sean administradas por cada ingeniero, una nube privada puede ser una opción financiera más atractiva comparada a una nube pública. Si la organización es incapaz de llegar a ese nivel de eficiencia, una nube pública puede ser más eficiente.
Otra consideración clave es la utilización de esos recursos. Si la infraestructura solo es utilizada por cerca de un 50% de su capacidad, entonces requiere que un administrador de nube administre hasta mil máquinas virtuales para lograr una ventaja en el TCO ﴾costo total de propiedad﴿ en comparación a la nube pública. “Es imposible que las nubes privadas y auto‐administradas sean más baratas que una nube pública, pero la utilización y la eficiencia laboral debe ser relativamente altos”, señaló Rogers.
Si las organizaciones optan por una nube privada, Rogers también analizó una opción de fuente abierta de OpenStack comparada a ofrecimientos propietarios de VMware y Microsoft. En términos generales, si una organización tiene una utilización alta de recursos y menos de 400 máquinas virtuales por ingeniero, entonces VMware y Microsoft tienen una ventaja de TCO. Si una organización tiene la habilidad de administrar más de 400 máquinas virtuales por ingeniero, entonces OpenStack puede ser una opción más atractiva. Rogers recomendó que, en la mayoría de casos, utilizar una distribución comercial de OpenStack tiene una mayor ventaja financiera en comparación a un enfoque de “hágalo usted mismo” que encontraría usando la fuente abierta.
Otra medida a considerar en la decisión entre OpenStack y una nube de propiedad privada es el costo de la labor. Roger estimó que el salario promedio de un ingeniero de OpenStack es 140 mil dólares (en EE.UU.) comparado a 100 mil dólares (en EE.UU.) de un ingeniero de VMware o Microsoft. Nuevos programas de certificación de OpenStack deberían incrementar la selección de talento de ingenieros de nube de fuente abierta disponibles, lo que podría igualar las diferencias salariales, anotó Rogers.
Las nubes públicas tienen sus ventajas. La más notable es que son la opción para despliegues que genera menos desperdicios, porque ofrecen aprovisionamiento de recursos a demanda. Esto libera al cliente de inversiones o ejercicios de planeamiento de capacidad que son críticos para un despliegue de nube privada. Sin embargo, los proveedores de nube sí ofrecen descuentos de cliente cuando éstos se comprometen con contratos de uso de largo plazo.
Rogers advirtió que un despliegue de nube privada puede convertirse en un atolladero financiero, si los niveles de eficiencia y utilización no se cumplen. Es difícil pronosticar cuántos ingenieros serán necesarios para la administración de una flota de máquinas virtuales y qué tan bien utilizada estará la flota dentro de la organización. “Estos (factores desconocidos) son riesgos verdaderos ‐malentiéndalos, y un efecto de agujero negro puede hacer que los recursos sean desproporcionadamente costosos”, resaltó Rogers. Existen otros factores X a considerar también, incluyendo el costo de migración, inversiones existentes de infraestructura,habilidad interna de administración de sistemas y entrenamiento potencial.
El TCO también se trata de solo un factor, señaló. “Con frecuencia, la seguridad y el control inherentes en las nubes privadas llegan a pesar más que las consideraciones financieras”, reportó Rogers, añadiendo que una estrategia a largo plazo debería considerarse para determinar cuál es la dirección futura de la compañía y qué plataforma ofrece las funciones clave que le son más importantes a ésta.
-Brandon Butler, NetworkWorld.com