Imagine por un momento cómo era el mundo hace diez años. Pronto se dará cuenta de que los nombres que hoy son parte del cotidiano –Spotify, Netflix, Uber, Airbnb– estaban muy lejos de formar parte del día a día de ejecutivos y empresas. Prácticamente nadie sería capaz de imaginar que esos nombres, en poquísimo tiempo, crearían un “desplazamiento tectónico” en sectores con décadas de estabilidad y solidez, como hoteles, bancos, TVs y transporte.
Esas industrias rompieron las reglas del juego de una manera inimaginable: Uber ser transformó en uno de los principales jugadores mundiales del transporte, sin siquiera tener un único coche en su flota, así como Airbnb tampoco posee habitaciones en hoteles.
El punto común entre esas empresas es otro: el uso de la tecnología para revolucionar la manera de hacer negocios. Se trata de la transformación digital, que está cambiando la cara de las empresas a nivel mundial.
Una empresa no se transforma en una Uber o una Netflix de la noche a la mañana. Pero es necesario que los principales tomadores de decisión miren hoy a las empresas que lograron éxito en esa transición, para luego tratar de descubrir lo que puede aplicarse en sus propios modelos de negocios. ¿Cómo empezar? Un buen punto de partida es definir quién encabezará el proceso dentro de la empresa. Antes, correspondía a los profesionales de Tecnología de la Información (TI) la tarea de incorporar las nuevas tecnologías a los sistemas de las empresas. Eso ha cambiado.
La transformación digital impacta el propio plan de negocios de la organización. Pensar en esto ahora es una tarea del dueño o del principal ejecutivo del negocio, del presidente de la junta directiva, de los directores de todas las áreas, sin excepción.
Esos líderes deben proponer dinámicas con sus pares para diseñar, en conjunto, la estrategia digital de la corporación. Lo que no puede pasar es dejar que el cambio se lleve a cabo en una situación de desesperación.
Datos de IDC indican que las tendencias para las dos mil mayores empresas a nivel mundial a finales del presente año son:
- 66% de los presidentes pondrán la transformación digital en el centro de su estrategia corporativa.
- 60% planean crear un cargo ejecutivo exclusivo para encabezar su transformación digital.
- 60% doblará su productividad transformando digitalmente sus procesos.
- 20% de los empleados tendrán procesos y algoritmos digitales para ayudarlos a tomar decisiones ejecutivas.
- 75% tendrán versiones digitales del resto de sus operaciones offline.
Para empezar realmente con la transformación digital dentro de las empresas, es necesario contemplar tres pilares fundamentales en este proceso:
- Cultura y medio ambiente: buscar colaboradores que ayuden a construir una nueva empresa ya que necesitarán vivir la innovación internamente. La cultura de la compañía debe generar un fuerte impulso, con mayor integración entre las personas, esto que deberá de facilitar y estimular el trabajo creativo y colaborativo entre los profesionales.
- Proceso y servicio: + rápido + simple: Ofrecer un servicio más rápido y sencillo a los clientes es otro pilar que debe considerar la compañía en su proceso de transformación. Al alinearse con el modelo de negocio, sin intermediarios y con posibilidad de escalonar, ser creativos en la hora de la atención que se les dé a los consumidores de sus servicios o productos, además de contar con servicios agregados.
- Oferta y cartera: Dado el ingreso de una nueva filosofía en la empresa, no se podrá cambiar todo y seguir ofreciendo los mismos productos, será necesario innovar y ofrecer soluciones de acuerdo con las necesidades de sus clientes que seguramente tienen nuevos comportamientos o requerimientos, atender a estas nuevas demandas, la compañía deberá invertir en soluciones móviles, herramientas o aplicaciones basadas en inteligencia artificial. El enfoque será ofrecer una mayor comodidad a los clientes para que puedan acceder a tecnologías cada vez más ligeras, de forma sencilla y rápida. Todo ello buscando el cambio digital para que se vuelvan más competitivas y duraderas en el mercado en que actúan.
Lo que no falta en el camino de las empresas que tratan de transformarse digitalmente son las trampas. Saber cuáles son los desafíos más comunes y prepararse para enfrentarlos puede hacer la diferencia entre una transición suave. Se enfrentarán a la dificultad de priorizar qué procesos deben ser repensados primero.
Incluso después de definir los objetivos en términos de procesos y tecnologías, todavía existe la tendencia de adquirir e implementar solamente la tecnología, sin dar atención a la transformación en sí.
Por ejemplo, está el caso de una empresa que compra tabletas y teléfonos inteligentes para su equipo de vendedores en las calles, pero mantiene la obligatoriedad de que entreguen informes en papel. Por lo tanto: la tecnología, por sí misma, no necesariamente aumenta la productividad, es necesario incorporarla a los procesos para que su potencial sea totalmente aprovechado.
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El autor de este artículo, Alvaro Cysneiros, es Head del Mercado Internacional de TOTVS.