La incorporación del “nuevo emprendedor” se ha visto favorecida gracias al “Boom” de la digitalización, la cual proporciona facilidades al alcance de cualquier perfil, eliminando barreras de carácter monetario y/o de infraestructura. Sin embargo, este nuevo agente deberá de estar en una constante innovación, con el objetivo de adaptarse a las tendencias del mercado.
El ecosistema empresarial actual, ha tenido que adecuarse a los cambios constantes que sugiere la digitalización, tomando en cuenta todos los aspectos que trae consigo dicha tendencia. Por otro lado, es de suma importancia darle el valor que amerita la conformación del mundo digital per se, aquel que se ha posicionado como un aliado que busca respaldar negocios, emergentes y/o desarrollados, a través de una óptima estrategia de integración, apalancada de un esquema ágil de colaboración.
En ese sentido, es muy común encontrar proyectos de emprendimiento orillados a operar con soportes meramente digitales, poniendo a disposición de las organizaciones un sistema que reconoce las necesidades del negocio, y además proporciona las herramientas precisas para ejecutar los procesos de forma eficaz, como en el caso de apps o plataformas de soporte digital.
Dado a esta tendencia, cada vez más concurrida, nos hemos percatado que el emprendimiento reacciona a las necesidades del mercado a partir de una idea, la cual debe estar sustentada en la viabilidad de la misma.
Sin embargo, es importante resaltar que emprender va más allá de una buena idea, a pesar de que ésta no exista en la industria o presente una propuesta innovadora para el sector. Debemos recordar que el emprendedor se enfrenta a todo un universo de ideas y opiniones, donde la competencia se incrementa conforme surgen personas que pueden dar una solución distinta, y tal vez mejor que la propia.
En los zapatos del emprendedor
Existen una serie de diferenciadores que cualquier emprendedor deberá tomar en cuenta. Más allá de contar con un proyecto “viable”, el desarrollo de una iniciativa recae, en gran mayoría, en la proactividad y capacidad de respuesta del líder, considerando que el valor de su idea se incrementa cuando ya cuenta con un plan de negocio debidamente desarrollado, siendo posible divisar una segmentación del mercado al cual va dirigido el producto o servicio, así como la cantidad de recursos financieros que serán necesarios para materializar la idea planteada.
Con base a lo anterior, sería importante no olvidar el resto de estos diferenciadores:
• Liderazgo con pasión. Un emprendedor sabe dirigir a las personas para cumplir con los objetivos de un negocio, sin olvidar que lo que hace es algo que le apasiona y motiva para lograr materializar la iniciativa en cuestión. Una cualidad que no debe pasar desapercibida para consolidar las mejores condiciones de la organización.
Asimismo, debe escuchar detenidamente las propuestas de su equipo y otras personas, dado que una idea se enriquece de otras, por lo tanto, es imperativo para el emprendedor permitir el protagonismo creativo a otros individuos que, desde una perspectiva completamente diferente, pueden complementar la noción inicial, dando como resultado un concepto más aterrizado.
Existen muy pocos “lobos solitarios” que logran constituir un proyecto empresarial y todo lo que implica, sin la necesidad de allegarse de socios o inversionistas. Normalmente, un emprendedor colabora con un equipo de trabajo, inclusive llegando a ser líder del mismo.
• Visión. El emprendedor debe saber encaminar las propuestas de los demás hacia un objetivo claro, además de que debe demostrar pasión por su idea, sin la necesidad de “casarse” con ella, ya que, así como existe la posibilidad de triunfar con un proyecto emprendedor, también es probable que no se encuentre lo suficientemente desarrollado, y por lo mismo, falle en su intento por alcanzar el éxito empresarial.
• Vanguardista. Actualmente, las tendencias del mercado exigen proyectos emprendedores elaborados desde la perspectiva de la transformación digital, es decir, soluciones tecnológicas que permitan tener un mayor control y conocimiento de los objetivos de los clientes, automatizando procesos internos, fomentando la agilidad de la empresa y por supuesto, la eficiencia y eficacia con la que operarán frente a la competencia.
El éxito o fracaso de un emprendedor depende de múltiples factores, ya sea porque no logró conseguir los recursos financieros suficientes, es decir que no obtuvo el respaldo requerido de los inversionistas, o bien, no presenta un esquema de negocio lo suficientemente sólido y viable para ser aplicado en el mercado. De tal modo, el éxito siempre está en una idea diferencial e innovadora, que logre sumar valor a las herramientas actuales de la industria, o incluso las reemplace con otras mejores.
¿Hay oportunidades para los latinos?
Si bien sabemos que el emprender puede ser considerado como una aptitud alcanzable para cualquier ser humano, es muy común sentirse temeroso por iniciarse en un proceso relacionado, derivado de esta situación, a nivel global, un sinfín de tendencias educativas, alrededor de este tema, han surgido para poder apalancarse de éstas y así comenzar con la verdadera labor del emprendimiento.
En México, como en el resto de América Latina, se ha logrado un avance muy apremiante en torno al emprendimiento con respecto a años anteriores, no obstante, aún existe una gran brecha en comparación con otras economías más desarrolladas.
No existe un entorno económico favorable para los emprendedores; ni las políticas públicas ni el sistema financiero mexicano contemplan dentro de sus cláusulas el apoyo a emprendedores como sucede con Japón o Estados Unidos, donde el gobierno y la iniciativa privada buscan las mejores alternativas para proporcionar el apoyo económico y profesional a los proyectos que desean vislumbrar el éxito empresarial. Desde la esfera corporativa, existen plataformas como el Premio everis México que, en este caso, tiene como propósito impulsar a emprendedores en el país, caracterizados por desarrollar proyectos de alto impacto, a través de innovación tecnológica.
México debe impulsar el apoyo mediante políticas que integren a la academia, el sector privado y al gobierno, en su búsqueda por edificar las condiciones idóneas para la incubación de iniciativas. Se trata de redireccionar los recursos hacia donde se percibe el mayor crecimiento económico, es decir, hacia los proyectos de emprendedores comprometidos con sus objetivos.
Asimismo, el ecosistema actual debe adoptar un compromiso con quienes se encuentran adentrándose en la disciplina, una comunidad que se encuentra hambrienta de saber de técnicas probadas y de poder desarrollar sus habilidades gerenciales, aquellas que han llevado a los más experimentados de esta esfera por el camino del éxito.
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Por Peter Kroll, CEO de everis México.