El trabajo remoto necesita un estilo de liderazgo diferente. Desde hace muchos años hemos visto que el liderazgo requiere flexibilidad y constante adaptación, y hoy, más que nunca, nuestro estilo de liderazgo debe ajustarse a la realidad y necesidades cambiantes de la empresa. Es preciso recordar que el papel del líder se extiende a muchas áreas y que somos parte de los procesos atracción, onboarding, desarrollo y retención del talento.
El 2020 nos obligó a adquirir rápidamente nuevos métodos de trabajo, que nos ofrecen ahora una oportunidad de contar con talento comprometido y no necesariamente en la misma ciudad o región. Y es que este esquema ha expuesto muchas ventajas no sólo por la eficacia mostrada para evitar contagios sino porque –a diferencia de lo que algunos jefes creían y temían–, puede ser muy efectivo y productivo.
Un horario flexible, auto organización, mayor compromiso y autonomía suelen ser tierra fértil para el desarrollo del talento clave.
Perdimos la riqueza de la interacción, ahorramos muchas horas en el tráfico, ganamos autonomía en los equipos aún con la dificultad adicional de una serie de cambios dentro de un entorno de muy poco control y mucha información o en algunos casos desinformación.
Ha sido una época de constante cambio donde miles de personas fueron contratadas sin ninguna interacción en persona y que posiblemente hoy todavía no se conocen, pero que dan excelentes resultados en las empresas y donde el papel de líder sin duda ha sido muy significativo.
La historia sigue escribiéndose y muchas de las mejores prácticas se han aprendido sobre la marcha, algunos de los puntos que he notado pueden ser de utilidad son los siguientes:
Herramientas de trabajo adecuadas
El mejor aliado en estos largos meses sin duda es la tecnología. Parece obvio, pero es importante contar con las herramientas de trabajo adecuadas. Muchos iniciaron el home office con sólo una laptop que podría ser suficiente para revisar un correo el fin de semana, o el trabajo esporádico. Pero laborar 8 o más horas al día requiere otros elementos.
Es por ello que, como líderes, deberíamos involucrarnos, conocer y revisar programas de apoyo para obtener las condiciones suficientes como, por ejemplo: un escritorio, silla adecuada, buena conexión a Internet, teclado, ratón, diadema, celular, una o más pantallas adicionales y un grupo de herramientas adecuadas y seguras de colaboración, videoconferencia, archivos compartidos, etc.
Adicionalmente, consideremos que fuera de la empresa se vuelve más critico revisar, difundir y evaluar las políticas de seguridad, ya que el uso inadecuado o mal intencionado puede afectar los resultados de las empresas de forma grave y permanente.
Organización
Otro de los grandes aliados en el trabajo –y más aún en el trabajo remoto– es la agenda. Como líderes no sólo tenemos que organizarnos sino fomentar los mecanismos que favorezcan la auto organización, transparencia y comunicación de los equipos.
Por ejemplo, es básico conocernos e identificar las horas más productivas y reservar horarios específicos sin distracciones y así comunicarlo a nuestros equipos. Algunas herramientas colaborativas tienen esta función y es muy utilizada. Las personas pueden ver nuestro estado antes de enviarnos un texto, correo o llamada. Y también es importante reservar tiempos de descanso, (10 o 15 minutos ), respetar los horarios de trabajos y cumplir con los compromisos.
Promover espacios de trabajo colaborativo
Tener reuniones programadas con anticipación para revisar estatus de los proyectos. Siempre he pensado que la responsabilidad principal de un líder, como jefe, es verificar que su equipo de trabajo tenga los elementos necesarios para desarrollar no sólo de forma efectiva, sino también satisfactoria.
No es sorpresa que la pandemia además nos haya traído en particular a las áreas de Tecnología muchos más proyectos, por lo que una mejor práctica es tener reuniones diarias de 15 minutos al inicio o al final de día que nos permita identificar y eliminar posibles obstáculos, privilegiando la comunicación por diferentes medios, reuniones breves y haciendo seguimiento efectivo.
Confianza y compromiso
Si acaso no fuera una práctica establecida, participar la visión que permita encaminar todos los esfuerzos hacia los mismos objetivos, compartir reglas claras, autonomía, así como la capacidad de tomar decisiones de manera controlada y la retroalimentación efectiva, conforman una gran oportunidad de aprendizaje.
Las personas no se equivocan a propósito sino por que hay una ambigüedad en la forma de trabajo, por lo que es preciso provocar espacios de retroalimentación de forma periódica. La retroalimentación bien orientada genera compromiso, lealtad y mejores resultados.
Actividades sociales
Como lideres también debemos promover espacios de colaboración de temas no laborales. Algunas ideas que las empresas han llevado a cabo son: clases de cocina, yoga, pintura, clubs de cine y lectura, fiesta de pizza, con muy buenos resultados, ya que se fomentan interacciones que difícilmente se hubieran llevado a cabo en un entorno laboral en formato presencial.
Otras actividades de integración son los mecanismos de reconocimiento y sesiones uno a uno específicas para conocer el estado de ánimo del personal; conversar sobre temas personales que quieran compartir; difundir logros, preocupaciones, etc. Todo ello hace que las personas del equipo se sientan integradas y acompañadas.
Flexibilidad y empatía
Seamos conscientes que en cada hogar existe una realidad diferente y que tenemos pareja, hijos, padres, mascotas, diversas actividades, por lo que es común que un esquema hibrido varíe nuestra organización del trabajo y los horarios, por lo que debemos ser tolerantes y entender cada situación.
Es necesario vivir una verdadera empatía en la situación personal de nuestros colaboradores y demostrarlo con pequeños detalles. En este tiempo he agradecido llamadas sólo para saber como estoy; el que nos pregunten nos hace sentir valorados, tomados en cuenta, importantes. Preguntemos más y atendamos más a nuestros colaboradores.
Orientación a resultados
Se tiene que hacer un esfuerzo para alinear las acciones y evitar los malentendidos. Los resultados en las empresas se dan por la suma de las tareas del día a día, por lo que la coordinación de estos resultados y mecanismos de revisión y ajuste periódicos son realmente nuestra tarea primordial. No podemos darnos el lujo de suponer que todo está claro ni mucho menos realizar o que nuestros equipos realicen actividades que no generen valor.
Se requiere definir claramente los objetivos a corto, mediano y largo plazo, así como establecer y, si es posible, documentar los criterios de aceptación y como nuestros resultados contribuyen al logro de los objetivos.
Estas con sólo algunas ideas. Seguramente existen más y mejores. Lo importante para mí es ser consciente de lo que implica ser líder en un equipo de trabajo y saber que las necesidades y circunstancias cambian de un momento a otro, por lo cual debemos desarrollar nuevas capacidades y mejorar aprendiendo.
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La autora de este artículo, Yessika Lozada Contreras, ha sido CIO del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas (IPADE). Es profesora del Centro de Formación de Perfeccionamiento Directivo (ICAMI) y miembro del Consejo Editorial de CIO México. Puede contactarla en ylozada@alumni.ipade.mx