El fraude en transacciones financieras puede tener consecuencias devastadoras para empresas e individuos. Para las primeras, puede traducirse en pérdidas económicas, daño a la reputación y erosión de la confianza del cliente. Los individuos, por su parte, pueden enfrentar impactos económicos, daños en su historial crediticio y desafíos para recuperar su identidad.
De enero a septiembre de 2021, los bancos en México registraron 3 millones 137 mil quejas por posible fraude, a razón de una queja cada 10 segundos, resultando en pérdidas de 16 mil 732 millones de pesos, según la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de los Servicios Financieros (Condusef).
El estudio “Perspectivas para 2022 sobre fraude, ciberataques y cumplimiento en las Américas” de la consultora KPMG revela que el 83% de los directivos en la región han sufrido al menos un ciberataque en el último año, mientras que el 71% afirmó haber experimentado fraudes.
En 2021, 614 empresas en México fueron víctimas de fraude, con una pérdida promedio de 30 mil 933 pesos por incidente. En total, estas empresas perdieron 18 mil 992 millones de pesos, según la Encuesta Nacional de Victimización de Empresas del INEGI.
Para entender el riesgo en transacciones digitales, es importante considerar que en el primer trimestre de 2023, se realizaron 229 millones 919 mil 924 transacciones con tarjetas en sitios de comercio electrónico en México, por un valor total de 180 mil 230 millones de pesos, según datos del Banco de México (BANXICO).
Amenaza en las empresas
La interconexión entre actores del sistema financiero, todos con sistemas y bases de datos distintos, facilita la proliferación de fraudes. La voluminosa cantidad de transacciones diarias, con múltiples entradas, salidas, cargos y más, puede obstruir la detección temprana de actividades sospechosas.
Ante esta realidad, es crucial contar con herramientas que procesen eficientemente dicha información. Herramientas gestionan la complejidad financiera, sino que también refuerzan la prevención de fraudes mediante:
Visibilidad y trazabilidad: Las empresas necesitan acceso en tiempo real a sus datos financieros.
Centralización de la información: Al mantener toda la información en un lugar unificado, se reduce el riesgo de errores y discrepancias.
Poder de análisis: La analítica de Big Data facilita la gestión de grandes volúmenes de datos, asegurando que las empresas puedan escalar operaciones con confianza.
Prevenir el fraude en transacciones financieras es esencial para proteger la economía corporativa y mantener la confianza en los sistemas de pago. Al mejorar la visibilidad, establecer controles efectivos e implementar tecnología avanzada, podemos fortalecer la seguridad en todas las transacciones.
-Juan Pablo Cuevas, Banking Industry Value Advisor