Desde su aparición a principios de la década del 2000, la tecnología de software de MV e hipervisor en servidores x86 se ha convertido en una de las más disruptivas en materia de infraestructura de TI.
Si bien la virtualización de aplicaciones de producción se ha vuelto estándar, las aplicaciones de misión crítica y fundamentales para el negocio no se han virtualizado al mismo ritmo. Entre las razones en el retraso de su adopción destaca el rendimiento, la resistencia por parte de los propietarios de las aplicaciones y la asignación de licencias y soporte técnico proporcionados por los ISV.
Sí, el uso de diferentes estrategias para disipar las preocupaciones de los propietarios de aplicaciones es fundamental. Una de ellas es educar a los propietarios sobre lo último en materia de tecnología de virtualización. Otra estrategia puede ser demostrar la voluntad del equipo de infraestructura de configurar la tecnología y probar su rendimiento en ensayos. Otra es invertir tiempo para desarrollar una estrategia de escalabilidad horizontal para las aplicaciones. Desarrollar una buena estrategia de escalabilidad horizontal anticipadamente ayudará a convencer a los usuarios de que la aplicación sería capaz de desempeñarse bien a través del tiempo.
Se debe buscar garantías concretas cuando se considera la virtualización de las aplicaciones críticas para el negocio. Hay muchos ejemplos de clientes de empresas que ejecutan con éxito aplicaciones que se consideran susceptibles a problemas de rendimiento en entornos virtuales, así como informes avalados con el tiempo acerca de la confiabilidad y la estabilidad del hipervisor para ejecutar cargas de trabajo empresariales. Asimismo, hay una gran cantidad de parámetros de referencia disponibles en el sector, que pueden cuantificar el rendimiento de la virtualización.
También es importante considerar a la administración continua como un elemento esencial para el rendimiento de las aplicaciones. Los entornos virtuales son muy diferentes de los entornos físicos, y requieren nuevas herramientas de administración y monitoreo. Las que existen hoy toman mucho más en cuenta la virtualización, y se han diseñado nuevas especialmente para operar en el entorno virtual. Las herramientas de programación de capacidad, monitoreo del rendimiento y análisis de causas principales son clave para la virtualización exitosa de las aplicaciones fundamentales para el negocio.
Un entorno virtualizado disminuye considerablemente el tiempo de aprovisionamiento, lo que incrementa la agilidad de la infraestructura. Con un ambiente de TI virtualizado se puede experimentar con entornos de aplicaciones completos en tiempo real y desconectarlos días después.
La última generación de hardware de servidor y software de virtualización ofrece la confiabilidad, la estabilidad y el rendimiento capaces de lidiar, incluso, con la mayoría de las aplicaciones fundamentales para el negocio. El soporte de virtualización por parte de los ISV se está volviendo estándar, lo que permite virtualizar cada vez más aplicaciones. Una estrategia clave para el éxito es trabajar estrechamente con los propietarios de aplicaciones, para informarles del valor que genera la virtualización de aplicaciones. A medida que la virtualización comienza a transformar los centros de datos en nubes, las ventajas de la virtualización comienzan a extenderse más allá de la consolidación de la infraestructura para ofrecer una infraestructura subyacente mejor y más inteligente, capaz de adaptarse dinámicamente para cumplir con los niveles de servicio y proporcionar una mejor disponibilidad.
Cuantas más cargas de trabajo se coloquen en la nube, más economías de escala podrán aprovecharse. Las funciones avanzadas de administración de nivel de servicio, disponibilidad y escalabilidad dinámica de la virtualización se vuelven cada vez más atractivas, a medida que aumentan la complejidad y la trascendencia de las aplicaciones.
Salvador Trejo es Analista de Servidores y Almacenamiento, IDC México
