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La partida de Steve Ballmer y el futuro de Microsoft

El hecho de que Steve Ballmer, CEO de Microsoft, deje la compañía dentro de los próximos doce meses no es noticia, pero sí lo es el momento en la que se produce.

Ballmer había dicho en ocasiones anteriores que se retiraría de Microsoft, como su empleado 30 y CEO, cuando sus hijos pasaran al siguiente nivel en su educación. Él no iba a quedarse otra década más.

Pero es curioso que el hombre a cargo decidiera retirarse semanas después de que anunciara una gran reorganización en el liderazgo de la compañía para transformarla en lo que ha denominado una empresa de dispositivos y servicios. Ese fue el motivo por el que la noticia me sorprendió cuando me sentaba en mi escritorio, café en mano, listo para comenzar lo que suponía iba a ser una pacífica mañana de viernes.

Mucho se escribirá sobre el periodo de Ballmer. De hecho, mucho ya se ha escrito. Pero a medida que esta noticia se convierte en oficial y reflexiono sobre los años en los que Ballmer y Bill Gates trabajaron juntos y, luego, sobre los años en los que el propio Ballmer se encontró a cargo y Gates se retiró para concentrarse en sus labores filantrópicas, llego a la conclusión de que el liderazgo de Ballmer estuvo lleno de un potencial que no se llegó a concretar.

Este análisis viene de dos ángulos: El componente financiero del desempeño de Microsoft -que es absolutamente importante, dado que la compañía existe para servir a los accionistas, generar un retorno para estos propietarios y, en general, servir rentablemente a sus intereses-, y el componente visionario e innovador del desempeño de Microsoft -que también es importante porque Microsoft esencialmente dio a luz a la revolución de la computación personal. Esta compañía tiene, o por lo menos tenía, el poder de liderar industrias, afectar el cambio y en general conducir acciones en todo el mundo en tanto la tecnología siga presente.

El desempeño financiero de Microsoft: Es difícil no impresionarse
Financieramente, el desempeño de Microsoft ha sido excelente. Con Ballmer, Microsoft ha iniciado y ha hecho crecer más de 16 negocios individuales que generan más de mil millones de dólares de ingresos anuales. Su negocio de servidores y herramientas ha crecido en porcentajes de dos dígitos, año a año, por más de una década. Su cartera de patentes ha estado recogiendo dinero de cada teléfono Android que se haya vendido, a pesar de no estar involucrada en la manufactura o venta de estos dispositivos.

Microsoft Office, que incluye a Word, Excel, PowerPoint y Outlook, es el estándar corporativo de facto. A pesar que a Google le gustaría que las grandes empresas se trasladen en masa a Google Apps for Business, ello simplemente no va a ocurrir; Microsoft continuará cobrando por el privilegio de correr Office en millones de desktops y laptops corporativas.

La compañía es sólidamente rentable, posee más de 100 mil millones de dólares en activos netos y posee más de 70 mil millones de dólares en efectivo. Puesta bajo un lente que filtre todo excepto el desempeño financiero, esta compañía es sorprendente, y como CEO, Ballmer merece una gran parte del crédito por este admirable conjunto de resultados.

Ballmer fue vicepresidente ejecutivo de Ventas y Soporte antes de tomar las riendas de CEO de Gates, así que tiene sentido que sea un hombre de números y haya dado prioridad a la entrega de resultados financieros atractivos para los accionistas. Sería difícil argumentar que él no se ha hecho cargo de esta importante responsabilidad.

La ejecución estratégica y la innovación de Microsoft: Ni estratégica, ni innovadora
Sin embargo, desde el punto de vista de la innovación y la ejecución estratégica los resultados son decididamente más negativos. Veamos algunos ejemplos:

– Con la excepción de gran parte del negocio de servidores y herramientas de Microsoft, que continua produciendo software y servicios de clase mundial, la compañía ha quedado eclipsada en prácticamente todas las grandes áreas en las que hace negocios.

– Durante el periodo de Ballmer, vimos como Microsoft quedó retrasada en la revolución móvil. Languideció con una plataforma basada en Windows CE de la que nadie se ocupaba, y que tuvo que esperar hasta el 2010 para lanzar una actualización y luego dejó todo de lado para relanzar una plataforma basada en Windows NT en el 2012. Los resultados son pobres hasta el momento, en términos de adopción, aplicaciones críticas en el mercado y ventas. Y en cuanto a las tabletas, a pesar de ser pionera con la Tablet PC en el 2001, dejó que Apple dominara ese campo y fue testigo de cómo Google colocó un factor forma de tableta para Android.

– Ballmer intentó comprar un fallido motor de búsqueda que aún subsiste (Yahoo), y solo por un golpe de suerte la adquisición no se realizó. En respuesta, Ballmer desarrolló un motor de búsqueda para Microsoft, Bing, que es un competidor distante para los otros proveedores de búsquedas.

– Microsoft ha sido testigo del declive en las ventas de hardware de PC, y Ballmer no ha podido revigorizar el mercado con algún producto que pueda detener la caída. Tampoco pudo lanzar software orientado al consumidor o servicios que emocionen al gran público.

– Como si la caída en las ventas de PC no fueran suficiente, Ballmer tuvo la osadía de competir directamente con los socios OEM, que en las pasadas dos décadas contribuyeron significativamente con la riqueza y el dominio de Microsoft. Como resultado, las relaciones con los OEM son tensas, y el sistema operativo Windows RT, una de las apuestas de Microsoft en tabletas, pende de un hilo.

– Microsoft aún tiene un par de divisiones que parecen perder dinero de manera perpetua.

Por mi parte, el factor decisivo es el resurgimiento de Apple. Microsoft y Apple lucharon una dura batalla durante los años 80 e inicios de los años 90. Para mediados de esta segunda década, Apple se encontraba casi en bancarrota. Quizás recuerden las famosas palabras de Michael Dell, quien dijo que Apple debería vender sus activos y devolver el dinero a los accionistas ya que prácticamente no valía nada.

En la cúspide del poder de Microsoft, Apple estaba prácticamente muerta. Pero volvió.

Quizás porque estaba distraída con el juicio antimonopolio y el juez Thomas Penfield-Jackson, o quizás porque se encontraba en momentos en los que Bill Gates le daba las riendas a Steve Ballmer en el año 2000, o quizás por alguna otra razón, Microsoft dejó que Apple recapturara su magia, comenzara la revolución móvil y pasara de no valer nada a ser la compañía más valiosa del planeta en el 2012.

Si Ballmer hubiera estado atento a sus competidores y hubiera tenido la capacidad de articular y ejecutar una visión estratégica, Apple no hubiera podido tener un regreso tan espectacular. Así de simple.

Los candidatos para reemplazar a Ballmer son pocos y poco relacionados
Esta noticia nos lleva a la pregunta: ¿Quién está disponible? La respuesta no es muy sencilla. A pesar de la reciente reorganización del equipo ejecutivo de la compañía, no queda claro quién es el sucesor. Microsoft es una empresa diversa que opera en varios sectores, por lo que cualquier chief executive necesita la capacidad de ver con claridad y tomar decisiones con un enfoque interdisciplinario. Él o ella necesita experiencia, tanto en tecnología como en negocios.

Del actual grupo de ejecutivos de Microsoft, sólo Tony Bates y Satya Nadella tienen las capacidades y experiencia que Microsoft necesita en un líder visionario. Ambos tienen experiencia gerenciando organizaciones, son lo suficientemente técnicos como para generar un plan estratégico y continuar con la transición hacia los dispositivos y servicios, y tienen el peso para ser el chief executive.

De los dos, mi voto va por Nadella, quien se encuentra al mando de la única parte de Microsoft que es consistentemente rentable y que ofrece productos de clase mundial que cuentan con la aprobación del usuario: el Cloud and Enterprise Group. Por supuesto, existe la posibilidad de que el directorio elija a un candidato externo. En este punto, todos tienen las mismas posibilidades.

Ballmer no fue un visionario, pero tampoco hizo un mal trabajo
No creo que alguien piense seriamente que Steve Ballmer fue un mal CEO, malo como Robert Nardelli de Home Depot o Darl McBride de SCO.

Sin embargo, Steve Ballmer no fue un CEO extraordinario. Ciertamente, el desempeño financiero fue bueno desde el punto de vista de los negocios, pero los accionistas no fueron adecuadamente recompensados con la apreciación del precio de las acciones; y gran parte de ese estancamiento podría estar relacionado a la falta de innovación, respuestas estratégicas y ejecución que han atormentado al gigante del software desde el año 2000.

Ballmer fue un CEO mediocre que pudo no haber hecho un mal trabajo con el dinero, pero que también careció de la visión y la agudeza técnica necesarias para responder a los cambios en el panorama tecnológico. El desafío para Microsoft ahora es encontrar rápidamente a alguien que tenga ambas facetas.

–  Jonathan Hassell, CIO

 

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