El Banco Mundial, Capital One y otras grandes instituciones han comenzado a superar sus iniciales temores, sobre la seguridad y los riesgos regulatorios que entraña la nube pública, y han comenzado a disfrutar de la agilidad que este entorno introduce en sus operaciones.
Tradicionalmente este sector había sido reacio a trabajar en nubes públicas, tipo Amazon Web Services, y desconfiaban –junto con las aseguradoras– de sus beneficios en el intrincado mundo normativo al que están sometidos.
Pero ya no. Cada vez hay más grandes bancos que están apostando por el modelo de nube pública, aunque no lo estén pregonando a los cuatro vientos, como reconoce Jim O’Neill, analista senior de la firma especialista en prácticas bancarias, Celent.
“Es el secreto peor guardado en la historia de la banca”, bromea, pero también añade que “nadie quiere ser el primero en pasar por la consulta de los reguladores”. En su opinión, el punto de inflexión al respecto ocurrió en octubre pasado, cuando el CIO de Capital One, Rob Alexander, reveló que eran un gran usuario de AWS.
Algo similar ocurrió en el Banco Mundial, donde Stephanie von Friedeburg se convirtió en CIO en 2012 y la entidad sin ánimo de lucro comenzó a sacudirse su profunda aversión al riesgo. Como ella misma destaca, los beneficios potenciales han comenzado a reducir la enorme paranoia que había alrededor de la nube pública.
La propia von Friedeburg fue la encargada de defender la agilidad que introduce la nube pública y cómo este beneficio supera con mucho a los riesgos. Por ello, emprendieron la migración de varias funciones de software en la nube pública y se propusieron el ambicioso objetivo de reducir el peso del centro de datos del banco.
Ahora, la entidad ha sustituido 30,000 licencias de Notes por Microsoft Office 365, lo que ha reducido los costos anuales de funcionamiento del correo electrónico de 12 a 6 millones de dólares, y permitió a los empleados seguir trabajando, aunque se produzcan problemas políticos o desastres naturales.
Los desarrolladores de software del Banco Mundial ahora utilizan la infraestructura de nube pública de Microsoft Azure y Amazon Web Services para construir y probar aplicaciones y los empleados también utilizan OneDrive y Dropbox.
Además, utiliza AWS para probar aplicaciones basadas en Linux para el servidor de base de datos Oracle, y aloja aplicaciones de SQL Server, a partir de Microsoft Azure. Sin embargo, reconoce la directiva que le gustaría llegar a un punto en el que el pudieran conectar ambos sistemas. “Necesitamos ambas cosas”, concluye von Friedeburg.
Otros grandes bancos, como Goldman Sachs o Bank of America, también están utilizando servicios de nube pública para poner a prueba su software. La Cloud Security Alliance señaló que, aunque sólo el 32% de los bancos encuestados tiene una estrategia de servicios en la nube, el 61% de ellos la está desarrollando en este momento.