En días recientes, se publicaron los resultados de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) en su edición 2021 (bit.ly/3nGeVRd), herramienta estadística realizada por el INEGI en colaboración con el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) para dimensionar precisamente la accesibilidad y aprovechamiento de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) entre la población mexicana.
En la ENDUTIH 2021, destaca una contabilidad de 88.6 millones de usuarios de internet en México en 2021, 6.7% superior en su comparativo anual y 2.3 puntos porcentuales mayor al crecimiento de 2020. Este número de internautas es equivalente a una proporción de 75.6% de la población de seis años o más con acceso a internet.
En otras palabras, una cuarta parte de la población (24.4%) aún se encuentra desconectada y toma distancia de la métrica registrada en países como Corea del Sur (96.5% de la población con acceso a internet), Reino Unido (94.8%), Suecia (94.5%), España (93.2%) y EUA (90.9%) que se aproximan a niveles de conectividad universal.
Convergencias estadísticas. En este ejercicio correspondiente a 2021, se vislumbran algunos casos de convergencia entre la metodología y estadísticas oficiales y las aplicadas y publicadas por la industria a través de la Asociación de Internet MX (AIMX), a partir del Estudio sobre los Hábitos de Personas Usuarias de Internet en México 2022 (bit.ly/3OMos4Z). Esta circunstancia deriva en una creciente confianza en las métricas del INEGI para diagnosticar y guiar la política pública de conectividad en nuestro país.
Por ejemplo, la razón de usuarios que se conecta vía smartphones (96.8% en el caso de la ENDUTIH y 95.4% de la AIMX) y la proporción que lo hace vía computadoras portátiles/laptops y de escritorio es cercana en la estadística de la ENDUTIH (47.2%) frente a aquella correspondiente a la AIMX (42.0%).
Así también, las principales actividades en línea reportadas, a saber: comunicarse vía aplicaciones de mensajería instantánea o acceder a redes sociales y ver contenidos audiovisuales, entre otros casos por detallar y seguir identificando.
Esto es equivalente a encontrar dos diagnósticos médicos independientes que convergen en la identificación de sintomatología e incluso en la emisión de su prescripción.
Divergencias metodológicas. No obstante, en su dimensionamiento de hogares conectados, la ENDUTIH considera que un hogar puede tener acceso a internet si al menos uno de sus integrantes cuenta con datos móviles. Esta es la revelación más contrastante, tomando en cuenta que una proporción de 82.4% de las líneas celulares realizan recargas y que en promedio abonan saldo por $86.7 pesos al mes, monto que definitivamente no alcanza para contar con conectividad de banda ancha móvil durante todo un mes, al comparar con las ofertas disponibles en el mercado.
Esto resultaría en una brecha más amplia entre hogares conectados y desconectados que se reporta en la ENDUTIH (una tercera parte del total). Precisamente, esta es la denominada ‘Brecha Digital 2.0’ en la que una proporción significativa de usuarios/hogares podrían no contar de manera continua con conectividad durante los trayectos a casa o de forma ininterrumpida durante todo un mes.
Sin duda, las revelaciones estadísticas de la ENDUTIH son útiles como diagnóstico para la definición de líneas de acción estratégicas en materia de conectividad. Sin embargo, también la propia encuesta deja ver la necesidad de afinar, complementar y hacer los ajustes oportunos para contar con más y mejores estadísticas que dimensionen la nueva brecha de capacidades de conectividad que puede existir al disponer de solamente de una conexión móvil en el hogar.
-Ernesto Piedras, The CIU