El 2024 inició con fuerza tanto para Bitcoin como para el oro, con la primera superando los 45,000 dólares y el segundo manteniéndose por encima de los 2,000 dólares por onza.
Durante las últimas semanas, ambos se han beneficiado de la creciente convicción en los mercados financieros de que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) ha finalizado el incremento de las tasas de interés y podría empezar a reducirlas antes de lo inicialmente esperado.
Dicho esto, en términos de rendimiento de precios, la diferencia clave es que el cambio en la perspectiva de la política monetaria de EE. UU. ha sido solo un elemento de apoyo para Bitcoin, mientras que ha sido el dominante para el oro. Creemos que el panorama fundamental para Bitcoin es mucho más sólido en este momento, reflejando una acumulación generalizada por parte de inversionistas a largo plazo, una desaceleración en el crecimiento de suministro de los mineros de Bitcoin y una alta probabilidad de que los largamente debatidos fondos cotizados en bolsa respaldados físicamente sean finalmente aprobados por la Comisión de Valores y Bolsa de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés). Aunque no hay una claridad completa sobre las fechas exactas, una aprobación podría llegar incluso a principios de enero. Otro hito este año para Bitcoin será la próxima reducción a la mitad en abril, donde la recompensa por bloque para los mineros se reducirá de 6.5 a 3.25 Bitcoin, lo que debería ralentizar aún más el crecimiento de suministro. Aunque todos estos son factores fundamentalmente positivos para Bitcoin, también debemos reconocer que están parcialmente reflejados en el precio. Mientras tanto, para el oro, el mercado parece estar completamente impulsado por expectativas de una rápida reversión de la política monetaria de EE. UU.
Si bien compartimos la visión de que la Fed comenzará a reducir las tasas de interés este año, no debería suceder tan pronto y tan rápidamente como lo reflejan actualmente los mercados monetarios. Más importante aún, estas expectativas se manifiestan solo en el mercado de futuros del oro pero no en el mercado físico. Las tenencias respaldadas físicamente por productores están en los niveles más bajos en aproximadamente cuatro años, lo que sugiere que la mayoría de los inversionistas no compran la narrativa alcista de los operadores de futuros.
Como se mencionó anteriormente, creemos que los inversionistas se mantienen al margen del mercado del oro ante un riesgo bastante bajo de recesión y al encontrar alternativas más atractivas como refugio seguro en bonos de alta calidad. Esta debilidad en la demanda de inversión se ve parcialmente compensada por la fortaleza de la compra de bancos centrales. Reflejando un mundo más multipolar y una mayor división entre Occidente y Oriente, los bancos centrales de mercados emergentes han estado aumentando sus reservas de oro a un ritmo sin precedentes durante los últimos dos años. Aunque vemos la fuerte compra de bancos centrales como una tendencia estructural que está respaldando los precios del oro en niveles más altos, creemos que no es suficiente para impulsarlos aún más y, por lo tanto, mantenemos nuestra visión cautelosa.
Mirando más allá de los movimientos de corto a mediano plazo en el mercado, reiteramos nuestra opinión de que Bitcoin podría convertirse en una forma futura de ‘oro digital’ debido a su escasez y su diseño que favorece la seguridad y la protección.
Carsten Menke, Jefe de Investigación de Next Generation, Julius Baer