El mundo está viviendo una revolución en la administración pública. En Estados Unidos, la era Trump ha traído consigo la creación del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), liderado por uno de los empresarios más influyentes del planeta: Elon Musk. Mientras tanto, en México, la Agencia de Transformación Digital, anunciada en noviembre pasado, apenas comienza a desarrollar estrategias para modernizar el gobierno electrónico. ¿Cómo se comparan estos dos enfoques en la evolución de la administración pública?
Partimos de una realidad innegable: la administración pública está rebasada. No sólo en Estados Unidos y México, sino en todo el mundo, los problemas complejos, el impacto ambiental y las restricciones legales y sociales han dificultado la capacidad de los gobiernos para implementar soluciones efectivas. Como resultado, la legitimidad de las instituciones gubernamentales está en crisis.
En respuesta a esta situación, Donald Trump ha optado por un enfoque empresarial al poner a Elon Musk a cargo del DOGE, evocando principios de la Nueva Gerencia Pú-blica y recordando iniciativas como la Revisión Nacional del Desempeño de Albert Gore en 1993, que marcó el origen del gobierno electrónico.
Musk ha enviado equipos de su empresa a entrevistar a funcionarios en diversas dependencias del gobierno estadounidense para evaluar la situación. Sin embargo, esta iniciativa ha generado temores y suspicacias, incluso dentro del Departamento del Tesoro (equivalente a la SHCP en México), donde se han mostrado reticentes a compartir información por posibles implicaciones legales.
Uno de los primeros movimientos de Musk al frente del DOGE fue el cierre de USAID, la agencia gubernamental que financiaba proyectos internacionales en sectores como educación y apoyo a migrantes, argumentando falta de eficiencia y malos manejos de fondos. Su visión no se limita a reducir la burocracia, sino que busca integrar inteligencia artificial en la administración pública y reorganizar completamente el aparato gubernamental de Estados Unidos.
Por otro lado, México avanza con un enfoque más tradicional, centrado en digitalizar trámites burocráticos. Sin embargo, lejos de simplificar procesos, en algunos casos los ha hecho más complejos y engorrosos.
Actualmente, sólo unos pocos trámites, como la consulta de la CURP, pueden realizarse completamente en línea; la mayoría sigue requiriendo una combinación de pasos digitales y presenciales. Además, la falta de un marco legal sólido para la protección de datos gubernamentales ha retrasado el avance del gobierno electrónico y la transformación digital.
En conclusión, la administración pública en ambos países enfrenta desafíos estructurales que requieren soluciones innovadoras. Mientras que Estados Unidos apuesta por una disrupción tecnológica liderada por la inteligencia artificial, México avanza con cautela en la digitalización gubernamental. El tiempo dirá cuál de estos enfoques logra un gobierno más eficiente y accesible para sus ciudadanos.
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El autor de la columna Tecnogob”, Rodrigo Sandoval Almazán, es Profesor de Tiempo Completo SNI Nivel 2 de la Universidad Autónoma del Estado de México. Lo puede contactar en [email protected] y en la cuenta de Threads @horus72.