El grupo pretende trabajar al menos durante los próximos tres años, hasta que los comerciantes, emisores, procesadores y clientes de tarjetas hayan migrado, en su mayoría, a EMV en torno a 2015, explicó el foro.
Las tarjetas de pagos EMV contienen un microchip con capacidades criptográficas avanzadas que se utilizan para autenticar una transacción con los sistemas de back-end de los bancos. Las transacciones se autorizan después de que un cliente introduzca un PIN. Hasta ahora, el microchip había sido menos vulnerable a fraudes, si bien investigadores de seguridad de la Universidad de Cambridge ya han detectado fallos con el sistema utilizando configuraciones académicas y desarrollado ataques especializados.
Las tarjetas con microchip reemplazarán a las tarjetas de banda magnética, que son copiadas fácilmente para crear tarjetas falsas.
Aunque la mayoría de los países europeos han adoptado EMV, aún no pueden deshacerse de las transacciones por banda magnética porque EMV todavía no se ha desplegado en Estados Unidos, y hacerlo dificultaría a los usuarios viajar a y desde Estados Unidos usando sus tarjetas.
Las compañías de tarjetas como Visa y MasterCard encabezan el cambio hacia EMV en Europa, invitando a las tiendas a actualizar sus terminales punto de venta con la amenaza de fraude si solo procesan transacciones con banda magnética.
La transición a EMV es una ardua tarea: se deben sustituir los dispositivos de pago, las tarjetas de pago EMV se tienen que emitir para los clientes y los cajeros necesitan actualizaciones de hardware y software. Esos cambios, solo un ejemplo de los cambios necesarios en sistemas complicados, son caros y lentos.