Hoy, hablando de tecnología, no sólo se debe tener en cuenta el hardware (el instrumento, el aparato) y el software (las reglas que permiten usar el hardware), sino también lo que se llama el brainware (knoware), que se refiere al por qué, cómo, cuándo y dónde usar el hardware y el software.
Derivado de la necesidad de más y mejor vigilancia en nuestras ciudades y sumado a la coyuntura electoral pasada, la instalación de cámaras fue una de las promesas centrales de la gran mayoría de candidatos a cargos de elección popular.
La propuesta fue la misma, y sólo varió el número de cámaras prometidas. Desde quienes ofrecían instalar algunos cientos nada más, hasta los que prometieron miles o decenas de miles de nuevas cámaras, o de plano el candidato que ofreció instalar un millón de ellas si votaban por él (casi casi cámara por voto).
Sin embargo, por experiencia sabemos que cada entidad federativa, municipio, organización y empresa tiene diversas necesidades y por lo tanto diferentes procesos de implementación, sobre todo en lo que respecta a la seguridad de personas, bienes y empresas.
Por ello, más importante que el número de cámaras, es el sistema completo que se debe implementar.
Para definirlo, es fundamental llevar a cabo primero un análisis del riesgo que se quiere mitigar, puesto que de la evaluación de las necesidades partirá la solución en tecnología que se quiera aplicar.
Además de saber escoger la infraestructura de comunicación antes de erogar en tecnología, es muy importante la coordinación de los diversos elementos que conforman el sistema de video vigilancia, como el monitoreo y la respuesta inmediata en caso de detectar una situación que requiera la intervención de la empresa de seguridad que brinda el servicio de monitoreo. Las cámaras por si solas, no resuelven nada si no existe la capacidad de reaccionar oportunamente mediante protocolos de inteligencia establecidos ante cualquier eventualidad que represente un riesgo.
Es decir, la instalación de cámaras es solamente una parte de un sistema de seguridad eficiente, y sobre todo, las cámaras son sólo una parte de una inversión mucho más amplia en inteligencia y recurso humano, que como toda inversión debe realizarse de manera inteligente para garantizar su retorno y el costo beneficio, para de esa manera evaluar la rentabilidad de instalar cámaras.
Dicho análisis también nos debe arrojar cuánto nos están costando los ilícitos, y cuánto cuesta combatirlos sin la tecnología, para determinar en cuánto tiempo empezaremos a ver un retorno de la inversión que se haga en la instalación de equipo. Un análisis de costo beneficio es lo único que nos puede arrojar si la inversión en cámaras (cuáles y cuántas) está siendo rentable.
_________________
Por Agustí Chalaux, de la empresa Multisistemas de Seguridad Industrial (MSI).